La revolución de Septiembre de 1868 ha sido uno
de los temas más estudiados por la historiografía contemporánea, la polémica
sobre si fue una revolución popular o un golpe de estado de la clase burguesa
para derrocar a Isabel II nunca ha sido totalmente aclarada. La complejidad de
los hechos y sobre todo la formación de las denominadas juntas revolucionarias
han servido de apoyo para las dos tesis. Los sucesos acaecidos en la ciudad de
Sanlúcar durante los meses de Septiembre hasta la constitución de una asamblea
constituyente en 1869, solo han sido estudiados muy superficialmente por los
historiadores locales; sin embargo, podemos pensar que los acontecimientos que
ocurrieron durante esos meses influyeron en el transcurso de los sucesos
posteriores, terminando con el denominado Cantón de Sanlúcar en Julio de 1873.
Con este articulo, se pretende iniciar una línea
de investigación sobre el sexenio revolucionario en Sanlúcar, comenzando por la
formación de la junta Revolucionaria y las diversas decisiones que se recogen
en las actas capitulares y la prensa que hace mención a los acontecimientos en
la ciudad.
Sanlúcar en 1868. Los Antecedentes.
Los acontecimientos de 1868 no solo fueron
consecuencia de los factores políticos nacionales, la crisis económica que
desde 1866 sufría el país, influyó en el malestar general de la población, pero
no podemos olvidar que el derrocamiento de Isabel II había sido planeado por
los principales partidos opositores en el llamado Pacto de Ostende en Agosto de
1866. Con este pacto, los partidos progresistas, unionistas y demócratas
dirigidos por el progresista general Prim, se unían para destronar a Isabel II
y convocar unas cortes constituyentes. En definitiva, la crisis económica fue
un factor más en una revolución con un marcado signo político.
En 1868, la situación económica del campesinado
en Sanlúcar era crítica y afectaba a una población cercana a los 22.000
habitantes. Esta situación la conocemos por una memoria sobre el estado de la
población que fue enviada al gobierno por el alcalde-corregidor de la ciudad en
1868, Juan Pedro Velazquez Gaztelu. Según la constitución de 1845, el cargo de
alcalde-corregidor era designado por el gobernador civil para las poblaciones
de mayor importancia con una duración indefinida, a diferencia de los alcaldes
ordinarios elegidos por los mayores contribuyentes de cada población.
La situación descrita por Velazquez-Gaztelu, nos
muestra a una ciudad con una clase jornalera carente de pan y trabajo, donde la
autoridad se afana por mantener el orden publico:”El mal podía surgir
repentinamente; y ante un estado de cosas que sería poco satisfactorio aun en
circunstancias menos graves, era oportuno, siquiera se contara con el juicio y
la sensatez.” Las medidas que tomó el municipio para remediar dicha crisis fue
la de inaugurar algunas obras y promover otras con los exiguos ingresos de las
arcas publicas. Se impidió que los trabajadores forasteros pidieran limosna,
enviándolos a sus pueblos de origen para evitar los altercados públicos. En la
misma línea, se intenta evitar el alza de precios del pan, estableciendo una
tabla reguladora con los precios de los productos para controlar la
especulación, de esta forma, las autoridades intentaban evitar la falta de este
alimento en el mercado. Curiosamente, el duque de Montpensier, aprovechó la
situación para realizar algunas obras en las bodegas que poseía a las afueras
de la ciudad dando trabajo a algunos jornaleros, Don Antonio de Orleans estaba
financiando la revolución con la esperanza de alcanzar el trono.
Una de las muchas quejas que manifestaba Juan
Pedro Velázquez Gaztelu al gobierno era, el descontrol urbanístico que sufría
la ciudad respecto a la construcción de bodegas en el centro de la ciudad. El
alcalde-corregidor pedía a la administración que las nuevas bodegas se
desplazaran a la periferia para no perjudicar a la población. Este dato será
importante para entender la participación de los empresarios bodegueros en la
revolución de Septiembre, a los intereses ideológicos se unirían los
económicos.
Los partidos políticos en Sanlúcar.
En 1868 tenemos constancia de la existencia de
varios partidos que conformarían la Junta Revolucionaria de Sanlúcar: Partido
Progresista, Partido Demócrata y Partido Republicano.
El Partido Progresista se había refundado en 1865
y estaba presidido por Eduardo Hidalgo Verjano (bodeguero); e integrado por los
vocales Cristóbal González Romo, Juan Pedro Matheu Zarazaga, Rafael Reig,
Nicolás Reyes Calvo, Rafael Otaolaurruchi (bodeguero), Francisco Carrillo
(abogado), Andrés Matheu y Antonio González Peña (medico) entre otros miembros.
También estaba integrado sobre todo por los empresarios vitivinícolas, y muchos
profesionales liberales. Según un manifiesto publicado en el periódico “La
Iberia” en Marzo de 1865, el partido progresista estaba formado por un centenar
de personas.
Las ideas reivindicadas por dicho partido en
Sanlúcar, estaban dentro del programa general del partido: cortes constituyentes
por sufragio universal, la eliminación de la contribución de consumos, y la
formación de la milicia ciudadana. El estudió del partido progresista en la
ciudad excede los límites de este trabajo, pero no podemos dejar de analizar
los importantes intereses económicos locales de algunos de sus miembros. La
industria vitivinícola estaba en pleno auge en la ciudad y los mayores
empresarios de la época integraban el partido en la ciudad. Sabemos por
ejemplo, que el ayuntamiento mantenía en 1868 un litigio con Rafael
Otaolaurruchi por las obras que este deseaba realizar en una bodega situada en
el carril de San Diego; en esta línea, Eduardo Hidalgo, había conseguido la
cesión de unos terrenos en la calle Banda playa para construir una bodega. En
este marco de intereses económicos, el impuesto de consumos perjudicaba el
comercio en general; así mismo, el proyecto de las mejoras en las
comunicaciones, más concretamente, el ferrocarril de Sanlúcar-Jerez, estaba
postergado desde hacia más de una década por la falta de financiación.
Finalmente los intereses personales de muchos participantes en la revolución
que aprovecharían esta para obtener un empleo en el consistorio o simplemente
beneficiarse de los negocios públicos del consistorio.
Del Partido Demócrata conocemos menos datos, pero
podemos pensar que contaba también con un buen número de simpatizantes,
celebrando algunos mítines en los meses de Octubre de 1868. Dicho partido se
organizaría en Septiembre de 1865, celebrando su primera reunión el 8 de octubre
del mismo año según aparece en un comunicado en el diario demócrata “La
discusión”. Dicho partido estaba presidido por Miguel Herrera, y como vocales:
Miguel Vicente Ramos, Antonio Bueno, Gregorio Durán, Manuel Otero, Manuel
Gurria Sevillano, Francisco Terán Ruiz, Eduardo Miril y como secretario, José
Benítez (uno de los miembros más activos de la posterior Junta Revolucionaría).
Este partido estaba integrado a nivel nacional por intelectuales como José Mª
Orense y recogía en sus filas al sector popular más radical que defendía la
abolición del catolicismo, la libertad de cultos y el sufragio universal. Es
conocida la división posterior de dicho partido en los Republicanos y
socialistas.
Del Partido Moderado no conocemos su organización
ni miembros, solo podemos conjeturar que a estos pertenecían algunas personas
que actuaban como concejales antes del alzamiento de la Junta Revolucionaria.
El problema lo encontramos en que algunos miembros del Partido Moderado
pertenecerán posteriormente a la junta, o al ayuntamiento interino creado
durante los meses en los que transcurrió la revolución. Estará representado en
la ciudad por el alcalde-corregidor Juan Pedro Velázquez-Gaztelu. De manera
general, dicho partido estaba formado por los enemigos del Carlismo y el Progresismo,
integraba en sus filas miembros de la alta burguesía mercantil y de la
aristocracia terrateniente cerealista.
En las actas capitulares se hace mención de los
tres partidos que forman la Junta Revolucionaria, pero no se especifican
quienes integraban cada uno, ya que compartían el mismo interés.
Conservamos más datos del Partido Demócrata
Republicano-Federal de Sanlúcar, ya que algunos de sus miembros, integraron y
participaron activamente en la Junta Revolucionaria. No conocemos la fundación
ni las sus actividades políticas de dicho partido en los años previos a 1868,
pero debió de tener una presencia activa en la política local con algunos
periodos de inactividad. En Abril de 1869, aparecía un artículo en el diario
demócrata “La discusión” donde se preguntaba “¿Qué ha pasado en Sanlúcar de
Barrameda desde que se desarmó la milicia? ¿Se nos dirá que le ha pasado al
comité republicano de aquella población y donde se encuentran los individuos
que lo componen? Posiblemente en respuesta a esto, se organizó una
manifestación en Agosto de 1869 que no llegó a realizarse. Posteriormente en el
mes de Octubre de 1869, aparece un artículo en el mismo diario donde el comité
local manifiesta su rechazo a la llegada del Duque de Monpensier a Sanlúcar.
El Partido Republicano era una escisión de los
elementos más conservadores del Partido Demócrata. El partido estaba presidido
en Sanlúcar por Eduardo Gutiérrez, vice-presidente Francisco Rodríguez Santa
Eulalia y entre otros miembros: Domingo Pérez Marin, José Antonio Reig y Manuel
Montaño. La presencia de subcomités en los tres distritos electorales de la
ciudad, más la presencia activa de sus miembros en la milicia de los
“Voluntarios de la Libertad”, nos hace pensar en una presencia importante entre
los elementos populares de la ciudad. Los ideales que defendía el partido no se
diferenciaban mucho del Partido Demócrata, pero a diferencia de estos,
rechazaban las ideas del socialismo utópico como sistema económico y social.
Septiembre de 1868. “La gloriosa” en Sanlúcar.
En el verano de 1868 el general Prim organizaba
junto con los unionistas y algunos generales los preparativos para el
levantamiento. Desde Londres, Prim contactó con el almirante Topete y este le
proporcionó el apoyo de la escuadra establecida en Cádiz, lo que determinó que
el pronunciamiento se iniciara en dicha ciudad. Hubo un primer intento de
iniciar la revolución el 10 de Agosto, pero las discrepancias entre Topete y el
general Primo de Rivera provocaron su aplazamiento, aunque los rumores del alzamiento
corrieron por la ciudad en las semanas siguientes. El 12 de Septiembre, Prim
zarpó de Londres acompañado de Sagasta y Zorrilla, después de hacer una breve
escala en Gibraltar, el día 17 Septiembre de madrugada llegan finalmente a
Cádiz.
Atracado en Cádiz se encuentra el navío Zaragoza,
donde los conspiradores discuten los últimos preparativos para iniciar la
revolución, determinando la sublevación de los batallones de Cádiz .A la mañana
siguiente, 18 de Septiembre, la escuadra fondeada en la bahía se colocaba en
línea de batalla saludando con veintiún cañonazos. Inmediatamente, se organizan
partidas armadas de ciudadanos voluntarios que se unen a las tropas
insurgentes. Al día siguiente cuando el pronunciamiento ha triunfado ante la
incapacidad de las autoridades de oponer resistencia, desembarcan Prim y
Topete, los cuales son vitoreados por la población.
Los primeros momentos del pronunciamiento en
Sanlúcar, debieron transcurrir de manera tensa, pero no tenemos constancia de
revueltas populares. La noticia del alzamiento no llega a la ciudad hasta el
día 19 de Septiembre. La toma del ayuntamiento fue llevada a cabo por los
miembros de los tres partidos implicados en la revolución. En la madrugada de
este día se reúnen varias personas del Partido Liberal: “Enarbolando la bandera
de la libertad, para designarnos el mando en una junta para sostener el orden
social en vista de los ocurrido en otras poblaciones”.
En un primer momento toma el ayuntamiento José
Hontória Tezano, (personaje del cual no conocemos su filiación política) el
alcalde Velázquez-Gaztelu, viendo la gravedad de la situación prefiere no
oponer resistencia y dimite de su cargo. Hontoria, deja la situación en manos
de una junta interina, organizada de manera espontánea. En vista de lo avanzado
de la hora y la tensión de la situación, la junta permaneció en el ayuntamiento
hasta las 6 de la mañana esperando alguna reacción. .Esta junta se reúne al día
siguiente a la una de la tarde en los salones altos del ayuntamiento, para que
fuese ratificada por el pueblo, quedando constituida de manera definitiva:
Presidente: D. Eduardo Hidalgo. (Progresista)
Vocales. Cristóbal Gonzáles Romo (Progresista),
Juan Pablo Matteu (Progresista), Manuel Otero (Demócrata), José Mendicutti
(Alférez de Navío), Esteban Ruiz de la Cruz, Juan Martínez Gutiérrez
(Progresista), Nicolás De los Reyes Calvos(Progresista), José Hontoria,
Francisco López Rodríguez, Manuel Vila (Progresista), Manuel Agüera
(Progresista) , Rafael Otaolaurruchi (Progresista) , Joaquin Leonar (Progresista),
Francisco Mateso(Progresista), Camilo Lacave (Progresista), Rafael Reig,
Antonio González Peña (Progresista), José Benítez (Demócrata), Eduardo
Gutiérrez (Republicano), Francisco Terán Ruiz, (Presidente del Comité
Republicano de Sanlúcar en 1870), Manuel Ruiz, José Carrillo- Secretario
(Progresista).
Sin duda el papel predominante de los
progresistas marcarán las decisiones de la junta, sobre todo a la hora de
escoger los cargos más importantes, como ejemplo de esto, la elección del
vicepresidente, recae en la figura del progresista Rafael Otaolaurruchi.
No se pretende en este articulo hacer un resumen
de todas las sesiones de la junta desde el día 20 de Septiembre hasta el día 21
de Octubre que se disolvió, pero si analizar los aspectos más interesantes.
En primer lugar debemos señalar, que durante el
mes que la junta permaneció en funcionamiento, se realizó una depuración
política de los empleados del ayuntamiento, facilitando la entrada de aquellos
que pertenecían a los diferentes partidos implicados y destituyendo a aquellos
empleados por falta de Adhesión. Esta labor sería realizada por una comisión de
orden público organizado el mismo día 20 de Septiembre. Desde ese mismo
instante los diferentes cargos públicos y personalidades locales manifiestan su
plena colaboración con los revolucionarios, desde el capitán de infantería Sr.
Rafael Sarrión y Galo hasta el Sr. Arcipreste de la ciudad en nombre del clero
local. La junta gobernó la ciudad durante los primeros días, celebrando
sesiones de manera diaria, pero después de declarar disuelto el ayuntamiento
anterior, organizó el 28 de Septiembre un consistorio provisional, para atender
los negocios del municipio. El nuevo ayuntamiento estará presidido por Domingo
Pérez Marín (bodeguero y Presidente en Abril de 1870 del partido Republicano
Federal de la ciudad). En la práctica, el ayuntamiento actuaba siguiendo las
directrices de la Junta, pero a diferencia de esta, siguió funcionando hasta
las elecciones de Enero de 1869. En los primeros días de la revolución se
suceden algunas situaciones tensas, la llegada a Sanlúcar el día 21 de
Septiembre de Joaquín Anñon, antiguo gobernador de Sevilla del Partido
Moderado, responsable de la represión sangrienta del pueblo del Arahal en 1859.
Joaquín Aññon, provoca que la junta envíe una comisión al puerto de Bonanza
para que invite a dicho señor a que vuelva a embarcarse con el destino que crea
conveniente por la inquietud que había provocado en la población.
Tenemos que tener en cuenta que la junta
revolucionaria no actuaba de manera independiente, si no que obedecía las
directrices de la provincial de Cádiz, que enviaba de manera casi diaria los
boletines provinciales donde se especificaban las decisiones políticas. La
junta provincial reclamó a los ayuntamientos de la provincia, dinero y
voluntarios, para enfrentarse en los primeros momentos a las tropas
monárquicas. Práxedes Mateo Sagasta, gobernador de Cádiz, intentó unificar los
recursos de las juntas locales para lograr el triunfo de la revolución, pero muchas
de las peticiones no pudieron ser atendidas por la falta de ingresos de los
municipios. Durante los meses de Septiembre y Octubre se organizaría en Cádiz
la junta provincial, donde cada junta local envió un representante. La junta
sanluqueña envió al representante del partido Progresista, Antonio González
Romo, que participó en esta de manera activa. Dicho representante, presentó el
proyecto del puerto franco para Cádiz y el traslado de la aduana de Sevilla a
Sanlúcar. Ambas medidas, tenían como objetivos potenciar el comercio marítimo
de ambas ciudades, aunque el gobierno posterior no atendió a ninguno de las dos
propuestas.
Poco sabemos de la oposición local, pero debió de
existir en los primeros momentos, ya que como se ha mencionado, en la noche en que
se apoderan del ayuntamiento permanecerán reunidos toda la noche temiendo una
respuesta de las autoridades hasta entrada la mañana. La Junta Sanluqueña, al
igual que sus homónimas de los pueblos cercanos, tomó una serie de medidas
políticas, económicas y sociales en base a la ideología de los partidos
integrantes. No podemos dejar de señalar la moderación de sus miembros, que, a
diferencia de otras juntas como la de Sevilla o Cádiz, mantuvieron un clima de
tranquilidad en la ciudad.
Medidas políticas de la Junta Revolucionaria de
Sanlúcar.
Las decisiones de la junta de Sanlúcar tuvieron
varios objetivos: en lo económico, la sustitución del Impuesto de Consumos, que
gravaba el comercio, por otro personal y más justo. Dicho impuesto, que no se
llevó a cabo, quedó en manos de una comisión organizada en la sesión
extraordinaria del 22 de Septiembre, a la que asistieron los mayores
contribuyentes de la ciudad. En esta línea, la Junta controló el precio de los
productos básicos, estableciendo tablillas públicas con los precios para evitar
la subida producida por la falta de los mismos.
Esta medida no pudo evitar la falta de algunos
productos, curiosamente, los disturbios más importantes se produjeron por la
falta de Tabaco. El día 15 de Octubre desembarcó un alijo en el puerto de
Bonanza, y fue tan grande la demanda, que la junta requisó el envío para evitar
más disturbios. El comercio del puerto de Bonanza se vio beneficiado, con
varias medidas, entre ellas la abolición de los de derechos de Sanidad y los de
carga, ya que el puerto de Bonanza solo estaba autorizado para el desembarco de
pasajeros. Respecto a la falta de trabajo, la junta calculó que el número de
braceros rondaba los 8.000 hombres y se propuso organizar varias obras desde el
propio ayuntamiento. Pero la medida más radical propuesta por Manuel Otero,
miembro del partido demócrata, fue la devolución al pueblo de las tierras
comunales ocupadas por varios particulares, dicha medida no se tuvo en cuenta.
En el aspecto político-social, la Junta presidida
por Eduardo Hidalgo, mantuvo una línea moderada. Los temas más controvertidos
fueron la creación del instituto de segunda enseñanza con los bienes donados en
la década de 1830 por D. Francisco de Paula Rodríguez .El arzobispado de
Sevilla, se había apropiado de dichos bienes, estableciendo un colegio dirigido
por los padres escolapios. La Junta enajenó dicha instalación, creando una
comisión para organizar el instituto de segunda enseñanza. Se llegó a acusar a
los Escolapios de conspiradores, acusación que se desestimó por ser infundada.
Siguiendo con las medidas más anticlericales, se mandaron retirar todas las
imágenes religiosas expuestas en las hornacinas de la vía pública, para que
fueran depositadas en las iglesias o en las casas particulares que a si lo
desearán. En esa línea política, se propone trasladar la parroquia de San
Nicolás a la iglesia de Santo Domingo, utilizando la primera como escuela pública,
pero esta medida quedó sin aprobar en espera de una ley general sobre
parroquias. Aparte de las medidas anticlericales, la junta revolucionaria
desarrolló un sistema de propaganda de la política liberal. El vocal Rafael
Otaolaurruchi propuso cambiar el nombre de algunas calles céntricas. Los nuevos
nombres incluían mención a los héroes del liberalismo; A la plaza alta, de
Mendizábal, a la que se llamó de Montpensier del duque de la victoria, a la del
pradillo, Soberanía Nacional, a la calle de monte de piedad de Riego, y a la
que fue del Baño, Calvo Asencio, para de este modo perpetuar la memoria de
hombres tan ilustres.
Después de la batalla de Alcolea, se propuso como
medida propagandística, cambiar el nombre de la actual calle San Juan por el de
la batalla donde se derrotaron a las tropas Isabelinas. Aunque el cambio de
nombre para las calles fue acogida por entusiasmo, en la practica no se
llevaron a cabo. En el aspecto social, la Junta promovió la creación de
instituciones benéficas, como una escuela para adultos y un asilo de
mendicidad.
Posiblemente la medida más característica de las
juntas revolucionarias fuese la creación de la milicia ciudadana denominada,
“Los voluntarios de la libertad”. La milicia de Sanlúcar estaba formada por 300
hombres, el número de hombres estaba limitado por el número de fusiles que la
junta provincial entregó a su homónima Sanluqueña. Como jefe de los voluntarios
se designaría al propio Eduardo Hidalgo, que dimitirá del cargo en Enero de
1869 cuando la revolución pierda su carácter subversivo para
institucionalizarse. Finalmente, tenemos que volver al carácter popular de la
revolución. A diferencia de Cádiz o Sevilla, en Sanlúcar “la gloriosa” tuvo un
marcado carácter burgués, de lo cual eran conscientes los integrantes de la
Junta que, en varias ocasiones, pensaron en hacer públicos sus ideales, para una
mejor comprensión de la población. La revolución supuso el inicio de la carrera
política de muchos integrantes de la junta, que en los años posteriores
llegarían a ocupar la alcaldía. Los ideales proclamados al inicio de la
revolución quedaran olvidados tras la restauración de la monarquía. En
definitiva, nunca se pretendió alterar el orden social establecido, había que
cambiar algo, para que todo siguiera igual.
José María Hermoso Rivero .
LCD. Historia.
Publicado en la revista “ Sanlúcar de
Barrameda revista de fiestas de primavera y verano”2010 “Sanlúcar de Barrameda”
Ed. Santa Teresa.
Fuentes documentales y bibliografía.
-
A. M.S.B Actas de la Junta Revolucionaria Sig.4858
-
A. M.S B. Memoria
sobre el estado de la población en 1868. Juan Pedro Velázquez Gaztelu.
-
A. M. S.B. Actas capitulares de 1868.
-
Hemeroteca nacional.
-
Palacio Atard, Vicente Edad
Contemporanea I. Ed. Espasa Calpe. Madrid .1978
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