El Santuario de la Virgen de la Caridad de Sanlúcar
de Barrameda conserva un valioso regalo del Emperador Carlos V. Se trata de
cuatros esculturas de madera policromada realizadas en Flandes hacia 1520-1530
y, por lo tanto, unas de las imágenes religiosas más antiguas que se conservan
en la ciudad. Fueron un regalo del monarca al VI duque de Medina Sidonia, cuya
esposa, la duquesa consorte Dª Ana de Aragón y Gurrea era su prima. Aunque en
origen fueron seis bustos, actualmente solo se conservan cuatro.
Se trata de los
Relicarios del séquito de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes, que salía en
procesión cada año durante la Fiesta del Corpus Christi. Estos relicarios,
posiblemente realizadas en Bruselas, contienen reliquias procedentes de
Colonia, ciudad donde según la tradición Santa Úrsula, sus compañera y varios
obispos fueron martitizados a manos de Atila y los hunos el año 451.
Sabemos que el
Emperador Carlos V donó otros bustos-relicarios similares a varias
personalidades de su entorno, que en total no llegan a la treintena. El
conjunto más amplio e importante que se ha conservado es el compuesto por cinco
bustos que posee el Museo Diocesano de Arte Sacro de Álava, procedentes de la
capilla funeraria de D. Ortuño Ibáñez de Aguirre, albacea de Isabel la Católica
y consejero de la Reina Juana y del Emperador Carlos. Otro importante conjunto,
que estuvo en la Sacra Capilla del Salvador, fue propiedad de D. Francisco de
los Cobos, secretario y consejero del Emperador. Asimismo, hay que citar los
dos bustos que, según inscripción, “trajo de Alemania”, el Dr. Luis Dávila y de
Lobera, médico del Emperador. Del mismo modo, los dos bustos procedentes de la
Colegiata de Villafranca del Bierzo, actualmente conservados en Astorga, eran
propiedad del marqués consorte de Villafranca, D. Pedro de Toledo (1484-1553),
virrey de Nápoles en tiempos de Carlos V, entre 1532 y 1553.
Volviendo a las
esculturas conservadas en Sanlúcar, debemos decir que se trata de dos santas
vírgenes y de dos santos obispos, en cuyas mitras están representados camafeos
labrados, con las efigies de Alejandro Magno, Julio César, Maximiliano I y
Carlos V, lo que explicita el origen imperial de las piezas. Lo mismo sucede en
la mitra del busto de obispo conservado en el Museo Bode de Berlín. Otras
bustos de esta serie se conserva en The Cloisters de Nueva York.
Conocemos estas piezas dentro de su contexto histórico y artístico gracias a un estudio realizado por Antonio Romero Dorado y publicado en 2017, que pueden leer en el siguiente enlace[1]:
[1] ROMERO DORADO, Antonio: "Las
relaciones artísticas entre el emperador Carlos V y los duques de Medina
Sidonia: los bustos-relicario del séquito de Santa Úrsula y las Once Mil
Vírgenes", In Medio Orbe II. Actas del II Congreso Internacional sobre la
I Vuelta al Mundo celebrado en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) los días 20 y 21
de septiembre de 2017, Sevilla, 2017, pp. 257-269
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