Desde mediados
del S. XIX las clases populares de
Sanlúcar siempre destacaron por su beligerancia a la hora reivindicar sus
derechos laborales, algo que hoy parece que ha quedado en el olvido. Aquel año
de 1924 durante el mes de Marzo un temporal de fuertes lluvias había dejado a
los jornaleros sin trabajo[1]. Ante la
alarmante situación de paro general el Ayuntamiento, por miedo a una
revuelta popular intentó paliar la situación socorriendo a los trabajadores en
paro con 10 reales y gestionando con el gobierno de Primo de Rivera la
continuación de las obras del puerto de Bonanza así como la construcción de la
carretera de Sanlúcar a Trebujena. Según publicaba el diario “El siglo futuro[2]”
después de que se reuniera una comisión de los trabajadores con el alcalde, se
había dado trabajo a 400 parados, algo que solo era un parche en una ciudad
donde se llegaba a los 3000 desempleados[3].
Pasado el
temporal la ciudad se dispuso a acoger en el mes de Julio a los veraneantes que
en su mayor parte llegaban de Sevilla al puerto de Bonanza. Ya desde principio
del S.XX el turismo comenzaría a ser una actividad económica importante para la
ciudad, por lo que todos los foráneos intentarían sacar beneficio. Uno de los
principales gremios que se veían enriquecidos por la llegada de turistas eran
los cocheros de la ciudad, que ofrecían sus servicios a los viajeros para
llevarlos desde Bonanza a Sanlúcar. Pero claro, esta actividad, que cada año
daba mayores beneficios, atrajo a los cocheros de las poblaciones cercanas.
Esto provocó las protestas de los trabajadores sanluqueños que se quejaron a la
autoridad que se limitó a mirar a otro lado. Así los cocheros sanluqueños
decidieron protestar a su manera.
Cuando el 16
de Julio de 1924 llegó el vapor “San Telmo[4]”, estos decidieron ponerse en
huelga negándose a llevar a ningún viajero, lo que produjo un caos en el puerto
de viajeros que no podían desplazarse a la ciudad cargados con sus
pertenencias. Llegada la noticia al Ayuntamiento y viendo el revuelo, decidió
encarcelar a los cocheros que habían participado por negarse a prestar sus
servicios. De esta forma terminó aquella primera huelga de los primeros “taxistas”
sanluqueños.
José Mª Hermoso.
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