Imágenes atribuidas a P. Relingh. |
La
reveladora fama que llegaría a alcanzar en su propia época y el hecho de haber
sido protagonista de varios estudios monográficos no han posibilitado todavía
un profundo conocimiento de su vida y su obra. La triste desaparición del
archivo de protocolos notariales sanluqueño ha dificultado avances sobre ambos
aspectos de su figura. No obstante, deben destacarse, en primer lugar, las
investigaciones de Alejandro Zambrano, quien en 1956 realizó un primer acercamiento
a su personalidad artística, aportando todos los datos biográficos que hasta
hoy día se conocían sobre él[1]. Por
otro lado, en las últimas décadas ha sido José Miguel Sánchez Peña el principal
estudioso de este imaginero, cuya técnica y estilo ha analizado, proponiendo
una serie de acertadas atribuciones que han venido a ampliar su escueto
catálogo de obras[2]. Entre ellas se encontraba
la hoy documentada imagen del Cristo de la Humildad y Paciencia de la Parroquia
de la O de Sanlúcar, que ha sido hace poco identificada como suya por el
profesor Fernando Cruz Isidoro[3].
En lo que a la
vida de Relingh se refiere, la escasez de noticias sobre sus primeros años
sanluqueños y unos planteamientos discutibles llevaron a suponer una estancia
previa en Inglaterra, tomando como justificante el encargo al artista del
retablo mayor de la capilla de San Jorge de Sanlúcar por parte de la colonia
inglesa radicada en esta población. Esta teoría, sugerida por Zambrano, ha sido
desarrollada por Gregorio Sánchez Alonso y Juan Manuel Ruiz García en su libro
dedicado a la talla del Nazareno de Rota, una controvertida atribución al
escultor[4].
El descubrimiento de su expediente matrimonial
permite descartar esta pretendida procedencia y precisar el momento de su
llegada a España. Este documento se fecha el 1 de Abril de 1696, semanas antes
del enlace con Isabel María de Melo, llevado a cabo el 23 del mismo mes y año[5]. En
él, el propio escultor afirma, como ya se sabía, ser “natural de la ciudad de Bello obispado de Rusmunda en Flandes”.
Sin embargo, se precisa que residió en su tierra natal hasta los 14 años, edad
con la que llegó a Sanlúcar, donde había vivido hasta entonces “sin haber hecho ausencia notable”. Concluye
la declaración apuntando que contaba en ese momento con 20 años, un dato de
gran interés que nos llevaría a situar su nacimiento en torno a 1676. Llama la
atención, sin embargo, que esta información no concuerde con la de la supuesta
partida de bautismo que aportó Alejandro Zambrano, fechada en 1667.
Tenemos otros testimonios
que ratifican lo defendido por Relingh, ya que junto a él en el expediente
declaran a su favor dos testigos: Cornelio Grencio y Maximiliano Copenns. Ambos
eran mercaderes originarios de la misma localidad holandesa que Relingh y
vecinos por aquel tiempo de la sanluqueña calle Bolsa. Juraron conocer al
escultor desde que nació, lo cual hace suponer su venida con ellos a España.
Por tanto, a
partir de todo lo anterior, tendríamos a un adolescente llegado a tierras
gaditanas, hipotéticamente, hacia 1690 y que, en cualquier caso, no contaría
con la edad suficiente para tener una completa formación artística. Por ello,
debemos concluir, tal y como reflejan sus propias obras, que debió aprender los
oficios de imaginero y tallista con maestros de la zona. De aquellos años
podemos mencionar a los sevillanos Francisco Antonio de Soto en Jerez y Alonso
de Morales e Ignacio López en El Puerto. Estos dos últimos, retablista y
escultor respectivamente, que rescatamos del olvido en fechas recientes[6], son
claros ejemplos de la difusión de las formas de Bernardo Simón de Pineda y
Pedro Roldán en la comarca; una estética de la que es partícipe el propio
Relingh. De todas formas, ya han sido señalados nombres como el del arquitecto
de retablos afincado en Cádiz Juan González de Herrera por Sánchez Peña o el
del también ensamblador hispalense Juan de Santa María Navarro por el profesor
Francisco J. Herrera García[7]. Y,
desde luego, fue Navarro el maestro con el que con mayor probabilidad pudo
entrar en contacto, ya que lo encontramos entonces en Sanlúcar, donde se
instaló en torno a 1687, según se desprende de su propio expediente
matrimonial, que también hemos localizado y que se redactó el 6 de Diciembre de
1689[8].
En definitiva,
aspectos que se descartan, cuestiones que se cierran y nuevas incógnitas que se
abren en el estudio de una figura tan sugestiva como oscura.
JOSÉ MANUEL MORENO ARANA.
Doctor.Historia del Arte.
[1] ZAMBRANO, A.: “Un escultor
flamenco del siglo XVII”, Revista
Albricias, Año IV, Sanlúcar de Bda., 1956.
[2] SÁNCHEZ PEÑA, J. M.:
“Nuevas Aportaciones a la obra del escultor Peter Relingh”, Anales de la Real Academia de Bellas Artes
de Cádiz, n° 4, Cádiz, 1986, pp. 49-53. Del mismo autor: Peter Relingh, escultor y arquitecto de
retablos, Cádiz, 2003.
[3] CRUZ ISIDORO, F.: La Real Hermandad de las Angustias: estudio
histórico y del patrimonio artístico. Sanlúcar de Bda., 2005, p. 137.
[4] SÁNCHEZ ALONSO, G. y RUIZ GARCÍA, J. M.: Rota y su Nazareno: la obra roteña de un escultor flamenco: Pedro
Relins (1667-1728), Rota, 2001.
[5] Archivo General del
Arzobispado de Sevilla (AGAS), expedientes matrimoniales, legajo 2432, nº 130.
[6] MORENO ARANA, J. M.: “La difusión del barroquismo sevillano en El Puerto
y su entorno: Ignacio López y Alonso de Morales”, Revista de Historia de El Puerto, nº 37, El Puerto, 2006, pp.
47-80. Del mismo autor.: “El imaginero Ignacio López y la orden dominica”, Diario de Jerez, 25 de Marzo de 2009.
[7] HERRERA GARCÍA, F. J.: “La
familia Navarro y la expansión del retablo de estípites en Andalucía
Occidental”, Nuevas Perspectivas críticas sobre historia de la escultura
sevillana, Sevilla, 2007, p. 53.
[8] AGAS, expedientes
matrimoniales, legajo 1138, nº 385.
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