Aquel domingo 31 de Agosto de 1845, según la prensa
nacional, la ciudad había amanecido engalanada como nunca antes para acoger la
inauguración de un curioso acontecimiento. Entre los muchos preparativos, se
habían colocado unas líneas de bancos engalanados con banderas por donde a las cuatro de la tarde transcurriría
una carrera de caballos en el más inusual hipódromo del país, la playa de
Sanlúcar.
Hoy en día,
determinados sectores han calificado a las
centenarias carreras de caballos de Sanlúcar como un acontecimiento
elitista sin raigambre popular; incluso
dando a entender que en su origen fue una diversión particular de unos señoritos sin que despertara el más
mínimo interés de la población. Por este motivo no hay nada mejor para
desmontar una falacia histórica que ir a las crónicas de la época para conocer
el verdadero origen y la importancia que tuvieron en la ciudad
aquellas primeras carreras.
Las primeras noticias
que encontramos sobre esta prueba hípica, aparecen en la prensa a finales del verano de 1845
cuando el diario El español[1]
anunciaba la preparación de unas corridas
de caballos en la playa de Sanlúcar para el 31 de Agosto. Tenemos que tener en cuenta la lentitud de la
prensa de la época para dar a conocer una noticia, la cual solía salir a la luz
varios días después de haber sucedido, de esta forma, hasta más de una semana después no aparecerían
los primeros relatos del evento. Parece
que en un principio[2]
la competición debía celebrarse el 24 de Agosto pero se pospuso varios días con motivo de contar
con la participación de algún ilustre visitante.
¿ De donde surgió la
idea de celebrar una competición hípica
en plena orilla? Como explica José Carlos García Rodríguez[3],
las primeras carreras de la provincia habían tenido lugar dos años antes en Jerez como
consecuencia del auge de la hípica en España a principios de la década de 1840. Este hecho
debió de ser conocido por un grupo de aficionados de Sanlúcar entre los que se encontraba Pedro
Carrere Dumest, un comerciante jerezano afincado en la ciudad y al cual la prensa atribuyó el éxito de esas
primeras carreras[4].
Para conocer como
transcurrió esa primera competición, contamos con varias crónicas dignas de los
mejores relatos de viajes del romanticismo[5] y
que fue dado a conocer al público actual por Rafael Montaño[6].
Justos
apreciadores de las glorias de Sanlúcar de Barrameda y fieles testigos de los
festejos ejecutados en dicha ciudad el 31 de Agosto último, cuyo dia será
memorable para cuantos tuvieron el placer de presenciarlo.[…]Desde el día
anterior se observaba en la población una alegría extraordinaria, la
concurrencia era grande y animada y el número de personas que de distintos
puntos acudían sin cesar a tomar parte en los festejos, hacían presentar a la
ciudad un aspecto poco común. Las
continuas entradas de góndolas , carruajes de todas las especies, vapores y
multitud de caballos formaban un aspecto agradable.[…]
La
plaza de la constitución y las casas del
ayuntamiento, adornadas con motivo á la feria, contribuía al mayor realce de
este día. Los vecinos de la calle angosta de Santo Domingo habían entoldado
esta y adornado e iluminado sus fachadas y en sus balcones ondeaban multitud de
preciosas y variadas banderas, formando en la calle un paseo agradable.[…]
A
las ocho de la noche de este día, (Sábado 30 de Agosto) entró por las calles principales de la
ciudad el señor jefe superior político de la provincia con su digno secretario
en una elegante carreta precedido de guardias civiles y acompañándolo en lindos
carruajes, el señor alcalde de esta ciudad con una diputación de su
ayuntamiento y una comisión directiva de las funciones. El paseo de la feria en
esa noche, fue animado por una concurrencia brillantísima y en la madrugada del
día siguiente se corrió un gallumbo[7]
( un toro) por las calles de la
población.
La
mañana del domingo era aún más animada, la afluencia de gente era mayor, y a las
doce se celebró una misa en la iglesia de Santo Domingo donde concurrió la
tropa con música el señor jefe superior político y el Excmo. Señor comandante
general de la provincia, que en esta hora entraba un carruaje acompañado de una comisión del
ayuntamiento y de otra de la junta directiva, escoltado por la partida
municipal. […]
A
las cuatro y media de la tarde serian cuando vimos llegar a la línea de las
carreras la lúcida comitiva que había de autorizar el acto. […]Dos extensas y
bien entendidas líneas de bancos multitud de banderas, formaban la espaciosa
calle de las carreras, y un elevado palco hacía la cabeza del sitio destinado
para la lucha de nuestros estimables caballos. Sin temor de pasar por exagerados,
diremos que veinte mil almas ocupaban aquel sitio pintoresco, y que ningún
ingenioso pintor había podido concebir. […] Los diversos elegantes y lujosos
carruajes que la circunvalaban, el aparato de la comitiva la llegada de los
jueces escoltados por un brillante piquete, cuyos jinetes iban vestidos a la antigua usanza en
soberbios caballos tordos lindamente enjaezados. […]Sanlúcar ha sido la primera
que ha tenido la dicha de presentarlo el mérito de la originalidad nadie puede usurpárselo;
su pabellón de gloria lo puede enarbolar con satisfacción.
La
primera competición en la playa.
Cumpliendo
la comisión directiva su programa, empezaron las carreras á la hora que estaba
anunciada y con ellas se aumentó la animación de los concurrentes al ver las
luchas de los valientes caballos que disputaban los premios.
Durante
estos vimos transitar de un extremo a otro de la línea á los jóvenes y elegantes
ayudantes que en soberbios caballos perfectamente adornados ponían en continua
comunicación á los señores jueces de las mesas de arranque y parada. Deseamos
que la junta directiva publique el resultado de sus funciones, para conocer los
nombres y dueños de los valientes corceles que lucharon en tan célebre liza.
Concluido
esto, volamos a las calles de la ciudad para ver entrar la brillante comitiva y
con efecto, la presenciamos desfilar por la calle Ancha en los términos más
suntuosos que la imaginación puede figurarse. Era la procesión de un triunfo.
Batidores de la guardia civil de caballería y del piquete de la usanza antigua,
los caballos vencedores conducidos por lujosos palafreneros, las bandas de
tambores cornetas, música y una lucida columna del provincial de Valencia,
precedía a las elegantes carretas que conducían las comisiones. […]
Así
concluyó este día memorable en medio de entusiastas vivas y aclamaciones por la
Reina nuestra señora, por la unión de los españoles y a las autoridades
superiores de esta provincia. […]
El periodista de El clamor público que realizó la crónica
del evento, como podemos ver, se preocupó más por recoger el ambiente que rodeó
a la competición que los detalles deportivos. Sin embargo según el corresponsal
del El espectador, la carrera se llevó
a cabo en un terreno de unas 500 varas marcadas por ambos lados con unas barandas
sencillas y tras estas varias filas de bancos. Así y según afirmó el diario El español, se disputaron
cuatro carreras[8],
participando en las tres últimas los
cuatro jinetes vencedores de la primera.
Los premios consistieron en la cantidad de 1.000 reales para el primero, una
docena de cucharas de plata para el segundo, 500 reales para el tercero y una elegante petaca de oro y
plata para el cuarto. Curiosamente, aunque esas primeras carreras contaron con
la participación de los corceles de los más destacados propietarios del país,
el animal que salió vencedor fue una yegua perteneciente a un conocido
contrabandista del pueblo de sevillano de Camas[9] lo
que causó un gran malestar entre los competidores.
El éxito del evento animó a los organizadores a
crear un mes después la Junta directiva
central de la sociedad de fomento de la cría caballar de Sanlúcar[10]
donde aparecerían algunos de los comerciantes y políticos más importantes
de la Sanlúcar del S. XIX[11].
De esta manera en el verano de 1846 se publicaron en varios diarios nacionales un reglamento con
las bases para los participantes estableciendo la competición en dos días del mes de Agosto[12].
En consecuencia, las
carreras de caballos de Sanlúcar tuvieron desde sus inicios un carácter popular
que atrajo a la implicación de la mayor parte de la población como lo
demuestran los relatos de la época. Hoy en día este singular evento que
atrajo la atención de todo un país sigue siendo más de 150 años después patrimonio
inmaterial de una ciudad y el mayor espectáculo de las playas españolas.
José Mª Hermoso.
Lcdo.
.Historia.
[1] Diario
“El español” 26 de Agosto 1845
[3] GARCÍA RODRÍGUEZ José
Carlos, Las
carreras de caballos de Sanlúcar de Barrameda (1845-1995) Ed. Sociedad de Carreras de
Caballos de Sanlúcar de Barrameda. Imprime Santa Teresa Industrias gráficas. Sanlúcar
1995.Pág. 38.
[4] Diario
“ El espectador” Martes 9 de Septiembre
de 1845. Se felicita a Pedro Carreré
Dumest como responsable de la
organización de estas carreras. Dicho señor era comerciante, casado con Rosario Leuville López ambos de Jerez de la
Frontera. CLIMENT BUZÓN, Narciso, Historia Social de Sanlúcar de Barrameda.
Vol. V Hacia el estado liberal ( 1833-1867) Ed. ASEHA. Imprime Santa Teresa
Industrias gráficas. I.S.B.N. : 978-84-933677-8-7.Sanlúcar 2010.Pág 369
[6] MONTAÑO GARCÍA, Rafael, “
Reminiscencias del pasado”. Una nueva visión de las carreras de caballos de
Sanlúcar.” Revista Sanlúcar de Barrameda Nº 52 . Ed. s Santa Teresa Industrias
gráficas. pp .96- 105 .Sanlúcar 2016.
[7] DE
TORRES, José Carlos. Léxico español de los toros:
contribución a su estudio Ed. Consejo
Superior de investigaciones científicas. Madrid. 1988. Pág. 301 . En el S.XIX
correr un gallumbo o gayumbo hacía
referencia a correr o lidiar un toro
a pie o ensogado. También se le
conocía como toro del aguardiente.
[10] Diario “ El Clamor Publico” Sábado 8 de Agosto de 1846. Un Año
después aparece en la prensa Rafael Mendicuti. como dirigente de la mencionada
sociedad.
[11] GARCÍA RODRÍGUEZ José
Carlos, Las
carreras de caballos de Sanlúcar de Barrameda (1845-1995)..Pág 48
[12] Diario “ El Clamor Publico”
Sábado 8 de Agosto de 1846.
Para 1846 las carreras debian celebrarse el 18 y el 19 de Agosto.
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