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Curso 1948-1949. Seminario Menor Sagrado Corazón de Sanlúcar de Barrameda.
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En la noche del 1 de
junio de 1811 falleció en su casa de la calle Caballeros número 19 de Sanlúcar
de Barrameda Francisco de Paula Rodríguez Bejarano, caballero de la Orden de
Carlos III, intendente de Provincia, comisario ordenador honorario del consejo
de su majestad en el Supremo de Hacienda y tesorero general jubilado. Semanas
antes, había decidido dejar la mayor parte de sus bienes a las dos ciudades
donde había residido por más tiempo. Cartagena y Sanlúcar. En el caso de la
primera, donó sus propiedades al Hospital de la Santa Caridad, mientras en la
ciudad gaditana ordenó que todos sus bienes fueran utilizados en la creación de
un colegio dedicado a los pobres. Posiblemente, Francisco de Paula Rodríguez no
llegó nunca a imaginar la repercusión política y social que tendría su decisión
ni los problemas legales que acarreó su testamento.
Su última voluntad supuso
un conflicto que se aletargó casi 150 años entre el Ayuntamiento de Sanlúcar de
Barrameda y el Arzobispado de Sevilla. El motivo no fue otro que la decisión
del arzobispo Francisco Javier Cienfuegos y Jovellanos (1776-1847) de erigirse
como albaceas de los bienes del finado para utilizarlos en la creación del
primer Seminario Menor en 1831. Dicha
institución creada al amparo de la Fundación que llevaría el nombre de
Francisco de Paula Rodríguez, estaría en funcionamiento hasta 1842. Sin
embargo, la clausura del Seminario solo supuso una etapa en la actividad de la
Fundación. En 1868 el patronazgo
integrado por los sacerdotes de la ciudad y presidida tradicionalmente por él
párroco de la Iglesia Mayor consiguió la cesión del antiguo convento de San
Francisco donde se estableció un colegio dirigido por los padres escolapios. Debido a los cuantiosos bienes que dejó Rodríguez, la
institución siguió gestionando la fortuna de Rodríguez hasta 1875 cuando el
Estado se apropió de todas las fincas que no estaban siendo utilizadas con
fines caritativos canjeándolas por títulos de deuda pública.
Desde el punto de vista
benéfico, la Fundación Francisco de Paula Rodríguez tuvo como fin primigenio
ocuparse de la educación de las clases populares, para pasar posteriormente a
financiar el sustento de los alumnos aspirantes al sacerdocio. Con esta intención, y según el
acuerdo con el Arzobispado de Sevilla, la institución sanluqueña otorgaba una
serie de becas destinadas a los alumnos del seminario Hispalense procedentes
del arciprestazgo: Sanlúcar, Chipiona y Trebujena.
En 1868 la Fundación permitió la creación en
el antiguo convento de San Francisco del Colegio de San Francisco Javier, que
fue administrado por los padres escolapios y los sacerdotes. Sin embargo, este
binomio comenzaría a romperse durante la II República. La prohibición de que
los religiosos impartieron asignaturas y la decisión de los presbíteros de
nombrar a profesores seglares quebraría la convivencia. Así, en 1938 tras
varios años de enfrentamiento entre el patronato y los escolapios, estos
últimos abandonaron el edificio que llegó a ser el centro de la orden que
permaneció más años en funcionamiento en España. (1868-1938) De igual manera,
la Fundación Francisco de Paula fue la institución benéfico- educativa más
antigua de Sanlúcar. Tras la clausura del Colegio de San Francisco Javier,
pasaría a ser en 1942 por decisión del Cardenal Pedro Segura, Seminario Menor.
Clausurado en 1957, siguió becando a muchos aspirantes al sacerdocio hasta la
década de 1980, mientras que el edificio quedó nuevamente convertido en un
centro escolar dirigido en este caso por los Hermanos de la Salle. De esta
forma, fue el célebre historiador y sacerdote Narciso Climent Buzón, quien
reivindicó la figura de Francisco de Paula publicando por primera vez su
testamento.
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Desde mis primeros
trabajos dedicados a la historia contemporánea de Sanlúcar de Barrameda,
siempre encontré referencias a Francisco de Paula Rodríguez. En consecuencia,
trabajar sobre dicho personaje era hacerlo sobre la historia de la ciudad. No
será hasta febrero del año 2023 cuando me decidí a investigar en profundidad
sobre el papel de la Fundación con la intención de presentar el trabajo al
Segundo Premio de Investigación Francisco de Fuentes organizado por la
Fundación y Hermandad de la Santa Caridad y pobres desamparados de Sanlúcar. De
igual manera, tuvo mucho que ver en esta decisión la localización años antes en
el Archivo de la Parroquia de la O de un fondo documental de la Fundación que
no había sido transferido al Archivo Diocesano de Jerez. Pude consultar la
documentación in situ cuando con permiso de D. Federico Mantaras Ruiz-Berdejo, Administrador
Apostólico de la Diócesis y el párroco D. José Manuel Martín Arroyo, mi
compañero Rafael Montaño García y el abajo firmante trabajamos sobre los libros
de defunción del periodo de la guerra civil española.
De esta manera, y con la determinación de
presentarme al mencionado premio de investigación, comencé a buscar
documentación en diferentes archivos. El primero de ellos no podía ser otro que
el excelente Archivo Municipal de Sanlúcar, y gracias al personal del mismo,
José Antonio y Esperanza, me orientaron sobre los documentos relacionados con
la institución. Así, el 14 de marzo comencé a fotografiar los fondos
relacionados con la Fundación. Puede sorprender el recuerdo de la exactitud de
la fecha, pero mantengo la costumbre de que al fotografiar una documentación
siempre coloco la tarjeta de investigador del archivo donde se indica la
signatura, y la fecha de consulta del legajo en la primera imagen y la última. Gracias al personal del archivo pude conocer
el documento Copia del testamento cerrado del Señor. Francisco de Paula
Rodríguez y diligencias de apertura por testimonio del Escribano Público José
González Barriga, el
cual digitalicé íntegramente y cuya copia deposité en el propio Archivo el día
21 de marzo. Puede comprobarse en la imagen 1217.jpg, que es la última del
documento, donde aparece la tarjeta de investigador junto con mi nombre y la
fecha. Viendo la importancia del documento, ya digitalizado, los técnicos decidieron
incluirlo en la exposición que, con motivo del Dia Internacional de los
Archivos, se coloca en las dependencias municipales y que en este año estaba
dedicado al ámbito de la enseñanza. Dicha muestra fue visitada por muchas
personas. Así y según me comunicaron los responsables del archivo, el 20 de
junio alguien – de quien no se me facilitó el nombre- solicitó la copia digital
del documento.
Desde marzo a junio me dediqué a
transcribir los datos más interesantes del testamento-inventario que arrojaban
mucha luz sobre quien fue el filántropo Francisco de Paula Rodríguez y el
contexto político donde se desenvolvió. De esta manera, y siguiendo el orden
cronológico de los acontecimientos desde la creación de la Fundación en 1824
tras el fallecimiento de la viuda, Joaquina Sánchez, fui rastreando las Actas Capitulares
del Ayuntamiento, así como los fondos del Archivo Provincial de Cádiz. Puedo
afirmar que son innumerables los datos que se recogen sobre la institución,
pero debido al límite de páginas impuesto en las bases del premio-100 páginas
máximo- opté por seleccionar aquellos que consideraba más relevantes. De la
misma manera, decidí centrarme en los avatares del siglo XIX, pero sin dejar de
omitir los sucesos de la Guerra Civil. De
esta forma, mi línea de investigación se centró en el papel educativo de la
Fundación y en consecuencia su relación con el Seminario Menor y posteriormente
con el Colegio de los Padres Escolapios.
Estoy convencido que este trabajo
podría haber ocupado más páginas, ya que aún quedan muchos aspectos por
trabajar tanto en relación con la figura de Francisco de Paula Rodríguez como
de la Fundación que tomó su nombre. Quizás el futuro me depare la oportunidad
de profundizar aún más, pero me sentiré satisfecho si este trabajo sirve para
revindicar la figura y obra del personaje.
No quisiera pasar por alto el
agradecimiento al jurado designado por la Fundación y Hermandad de la Santa Caridad y pobres
desamparados de Sanlúcar por considerar este trabajo como merecedor del premio.
De igual manera a todos
mis compañeros de la Cátedra de Estudios Históricos Guzmán el Bueno que me ayudaron
y aconsejaron en su redacción. Un reconocimiento muy especial merece el
profesor Jesús Vegazo Palacios, el doctor Antonio Romero Dorado y el fotógrafo
Oscar Franco. Sin ellos, esta obra con sus aciertos y errores, no hubiera visto
la luz.
Enlace volumen Cartare. (2024)
Enlace (Academia.edu)
José M.ª Hermoso
Rivero