Fruto de nuestro trabajo
sobre la guerra civil en Sanlúcar, el cual venimos desarrollando desde hace dos
años y que se presentó el pasado mes de julio en la Universidad de Cádiz[1], traemos a colación la
historia de Manuel Ureña Cabrera. Un destacado anarquista que fue perseguido
por las autoridades fascistas y tuvo que permanecer oculto en su casa hasta su
detención.
El comienzo de la
represión franquista en Sanlúcar ( Julio 1936)
Sanlúcar de Barrameda,
ciudad marinera y agrícola, fue uno de los puntos, más calientes del movimiento
anarquista de la provincia, siendo históricamente enclave de las ideas
libertarias desde mediados del siglo XIX. Véase como ejemplo el movimiento
cantonal o sindical ya establecido. En sus calles, en sus campos y en sus
centros de trabajo, la C.N.T. formaba el núcleo activo y corporativo en todos y
cada uno de ellos, llegando a tener en diversos sindicatos asociados más de mil
afiliados. De entre esa masa social, encontramos nombres y personalidades de
diversa índole, trabajadores de clase y luchadores incansables aferrados a la
idea de la emancipación de la clase trabajadora. Una clase obrera pisoteada y
explotada por los núcleos burgueses que se establecieron en esta Andalucia,
bajo el calor de la agricultura, la ganadería y la bodega, que florecieron al
calor de las diversas desamortizaciones realizadas en el siglo XIX.
Con la ciudad tomada por
las tropas rebeldes, el día 21, animados por el Cabo de carabineros José
Canalejos acompañado por Manuel Rodríguez González apodado Santero mayor[6]
junto con su hermano Rafael y José Riscart Brun[7] se decidieron a hacer
frente a los Regulares. Teniendo noticias del resurgir de la revuelta, los
guardias civiles y los carabineros se enfrentaron a Canalejos y a su grupo que
se refugiaron en una casa de la calle
Barrameda. Los anarquistas y el militar viendo que no tenía escapatoria,
huyeron por los campos de la zona.[8]
Así otro grupo de
anarquistas, animados por la acción de Canalejos, decidieron volver a hacer
frente a los golpistas, enfrentándose a estos en la calle Ganado. Ante la
noticia de una nueva insurrección un destacamento de soldados indígenas fue
tiroteados desde la azotea de una vivienda de la dicha calle, a lo que los
rebeldes respondieron entrando en una de las casas y asesinando a tres miembros
de una familia que no tenían nada que ver con los internacionalistas[9].
Después de esta matanza,
el terror se extendió por toda la ciudad provocando la huida de gran parte de
la población que buscaron refugio tanto en los campos colindantes como en el
coto de Doñana.
La huida de Manuel Ureña.
Entre los huidos aquellos
días estaba Manuel Ureña Cabrera,[10] persona culta, de calado
intelectual e influyente entre los miembros del anarquismo local. Valga como
ejemplo, las propias palabras del Comandante militar de la plaza Antonio López,
tras el encarcelamiento de Ureña en el castillo de Santiago: « Se dedica a leer
la prensa permitida a los demás reclusos de los cuales, los primeros que tienen
antecedentes políticos, dedican una especie de referente atención al primero,
lo que corrobora la indudable influencia que siempre ha ejercido sobre ellos[11]»
Su conciencia de clase
trabajadora y sus ideas ácratas, le convirtieron en vehículo trasmisor de los
principios internacionalistas asociados a la acción directa y la solidaridad
obrera. Ureña comenzó siendo vicepresidente exterior de la
Sociedad de Trabajadores del campo La Sembradora – que con más de
1.550 afiliados – entre el 2 de diciembre y el 30de mismo mes de 1932,
siendo a partir de esa fecha secretario 2º hasta el 17 de enero de 1936, donde
desarrolló también funciones de delegado de trabajo destacando por ser un
activo propagandista[12].
Ureña sabia que tras años
de lucha en el campo y en la calle, de huelgas y mítines, ahora con una derecha
fortalecida tras el golpe militar, su nombre estaría en la lista de los más
buscados por los fascistas. Así que al anarquista no le quedó más remedio que
huir a la campiña para ocultarse durante algún tiempo. Conocedor del campo y
sus entresijos, supo sobrevivir escondido durante algunos meses.
Tras un tiempo en
condiciones sumamente difíciles, decidió regresar en diciembre de 1936 a su
vivienda en la calle Santa Brígida nº 11 . Esta era la común casa de vecinos
donde vivía con sus padres. El momento de regreso no fue al azar, pues
siguiendo la cronología de la represión en Sanlúcar en ese año de 1936, escogió
el mes donde la represión más virulenta de los meses de agosto y septiembre ya
había pasado. La brutal represión arrojó un saldo de asesinatos de los
principales miembros políticos y sindicales del Frente popular local.
Sabemos por la
documentación, que con anterioridad al golpe militar el anarquista se
encontraba como casero en la finca «Callejuela», propiedad del hacendado vecino
Manuel Lagares Amate. Dicho empresario bodeguero, era dueño del Hotel Lagares,
siendo uno de los más destacados contribuyentes del sector vitivinícola a
finales de la década de los 20[13]. Dicho empresario, solía manifestar sus quejas
a las autoridades por las molestias que le ocasionaba su empleado Manuel Ureña
con sus exigencias laborales[14].
Con Ureña desaparecido,
la maquinaria de extorsión y persecución de Falange española se puso en marcha
intentando dar con el fugado. Encontraron un primer informador en la persona de
Antonio Lagares, el cual declaró a las autoridades de Sanlúcar que sospechaba
que el prófugo podía haberse ocultado en la misma finca propiedad de su hermano
Manuel. A pesar de esto y tras los diversos registros llevados a cabo por
patrullas de falangistas al mando del jefe de centuria José Ruiz de Somavia[15], nunca llegaron a dar con
el fugitivo. Añadiendo también el informante lo siguiente: « Es persona muy
adicta a la C.N.T y gran propagador del comunismo libertario, pasado entre los
obreros por instruido y culto, toman parte de las reuniones del gremio en las
que siempre destacó por su tendencia izquierdista »
Una de las pruebas que
avala la declaración del Sr. Lagares, es la dificultad que tuvieron en su
momento para desalojar a los padres de Ureña de la casa, tanto así, que
tuvieron que arrendarla para lograrlo. Esto no da que pensar que pudo
esconderse en dicha finca en algún momento. Podemos imaginar la situación angustiosa
de la familia Ureña, temiendo siempre que descubrieran el paradero de Manuel, a
lo que se unió la muerte del padre de este en enero de 1938[16].
Con estas acusaciones y
en medio de una depuración sistemática de cualquier sujeto con antecedentes de
simpatizar con la causa roja, , la búsqueda y localización de Ureña se
convirtió en una carrera a contrarreloj,; una carrera que llegaría a su final
el día 19 de mayo de 1939, cuando un chivatazo a los guardias municipales Juan
López y Antonio rodríguez, informó que el anarquista se encontraba oculto en su
casa de la calle Santa Brígida desde diciembre de 1936.
Aquella mañana de mayo,
con la guerra a punto de acabar y el gobierno republicano tocado y hundido, los
guardias se personaron en la finca nombrada y tras un exhaustivo registro dan con el prófugo. Manuel,
consternado, simplemente cuenta lo sucedido,, a sabiendas que poco o nada puede
hacerse ya. Las pesquisas de como el cenetista pudo volver a su casa a finales de
1936 y ocultarse casi tres años sin que nadie lo viera- o eso pensamos- es una
incógnita aún por descifrar. Los guardias tomaron declaración tanto a Manuel
como a dos vecinas del inmueble, Visitación González Claro de 60 años y a su
hija Magdalena de 36 años. Estas manifestaron que ignoraban totalmente que
Manuel Ureña había estado escondido allí.
Estas situaciones lejos
de ser extrañas, eran la tónica dominante en esos años de miedo y represión.
Vecinos que huyen de la persecución que establecieron los vencedores, vecinos
que regresan por no tener a donde ir. Vecinos que hablan, unos que ayudan,
otros que callan. Ureña sale de su
domicilio vigilado estrechamente por las fuerzas del orden; detrás queda su
casa y sus recuerdos, estos se agolpan y arañan en lo más profundo; había sido
una aventura peligrosa.
El 22 de mayo de 1939,
unos días después de su ingreso en la cárcel del castillo, se origina el parte
a al Comandancia Militar, poniendo a disposición el detenido con todo lo
requisado en su casa como pruebas de su vinculación al movimiento libertario.
EL 5 de junio de 1939, el Juzgado Militar hace constar en el procedimiento
abierto a Ureña algunas de las razones por la que se le juzga como: No haberse
presentado a la Comandancia militar cuando se ordenó su localización, por
auxilio a la rebelión, su ocultación para eludir su responsabilidad en la
preparación, organización y desarrollo del Frente Popular, o para resguardarse
su analogía con otros en espera de que prosperasen sus ideales anarquistas.
Todo esto sin olvidar su tenencia a sociedades obreras y su vinculación con las
mismas.
El 10 de Julio del citado
año, el Juez Militar Celedonio del Prado[19], recibe todos sus
antecedentes y comienza su procedimiento, un procedimiento que temina con
Manuel Ureña en el campo de concentración del Cortijo de Vicos en Jerez de la
Frontera el 3 de agosto de 1940, después de haber estado encerrado en el
castillo de Santiago casi un año completo.
Podemos pensar que Manuel
salvó su vida gracias a esos años en que estuvo escondido, si hubiese caído en
1936 en manos de los fascistas, posiblemente hubiese terminado delante de un
pelotón de fusilamiento, como más de un centenar de compañeros suyos.
Esta historia forma parte
de nuestro trabajo de investigación sobre la Guerra civil en Sanlúcar y la
posterior represión. Dicho estudio, que verá a la luz en breve espacio de
tiempo, tras largos años de trabajo, saca a la luz nombres, apellidos,
historias y circunstancias que jamás, decimos, jamás, deben ser olvidadas.
Rafael Montaño García.
José Mª Hermoso Rivero.
[1]
Un avance de este trabajo se
presentó en los cursos de verano de la UCA “La guerra ha terminado. Nuevos
enfoques y estudios 80 años después (1939-2019)” con la conferencia “El
castillo de Santiago de Sanlúcar. Nuevas aportaciones documentales sobre la represión
franquista en la provincia de Cádiz”. Viernes 5 julio 2019. https://celama.uca.es/70cvc/seminarios/b11
[2]
BARBADILLO
RODRIGUEZ , Manuel. Excidio . Edita
Antonio Pedro Barbadillo Romero. Santo Domingo industrias graficas. Sanlúcar
2002. Pág.9
[4] BARBADILLO RODRIGUEZ , Manuel. Excidio..Pág. 11
[5] PRESTON, Paul. El holocausto español . Ed. Debate. Madrid. 2011 Pág. 250
[6] (A.M.S.B ) Expedientes de conducta ( 1939- 1940) Sig. 4220.
[7] (A.M.S.B.) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 2993
[8] GUTIÉRREZ MOLINA, José Luis. La justicia del terror. Ed. Mayi. Cádiz 2014. Pág. 52.
[9] TALLAFIGO GÓMEZ, Macarena. “Los fusilamientos de ganado” http://www.guerracivil1936.galeon.com/diario08.htm
[11] [11] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.
[12] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.
[13] Lagares estaba inserto en el
registro de la propiedad con una contribución de 3.094 pesetas. VIEJO FERNÁNDEZ, Jose Antonio.
La Segunda República en
Sanlúcar de Barrameda. Ed.
A.S.E.H.A. 2011. Pág. 59
[14] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento…
[15] El jefe de centuria de Falange española en Sanlúcar, estuvo preso en el castillo de Santiago en varias ocasiones por el gobierno republicano acusado de incentivar el terrorismo callejero buscando la represión de la izquierda. Entró el 19 de abril de 1936 a las 24:00 horas , saliendo ese mismo día a las 7:00 horas para la prisión provincia de EL Puerto de Santa María. Volvería a entrar en prisión el 18 de mayo de 1936 por orden del Juez de instrucción, para salir el 19 de Mayo de 1936 por orden del Gobernador Civil. ( A.M.S.B) Libro de registro del depósito municipal de Sanlúcar. Sig. 8395/1 Era además miembro de la Junta directiva de Falange española en Sanlúcar junto con José García Muñoz, Jerónimo de Angulo Otaolaurruchi, Enrique Fernández Pérez, Tomás Barbadillo Delgado, Manuel Casado Ávila y Pedro Gutiérrez Ambrosy. VIEJO FERNÁNDEZ, Jose Antonio. La Segunda República en Sanlúcar de Barrameda. Ed. A.S.E.H.A. 2011. Pág 56.
[16] José Ureña Jose Ureña González, falleció el 8 enero de 1938 con 82 años .La muerte se produjo en su domicilio en Santa Brígida a consecuencia de una hemorragia cerebral. Estaba casado con Mercedes Cabrera Cotán, dejando por hijos a Manuel y María. La inscripción en el registro civil fue realizada por la esposa de este. Archivo del Registro civil de Sanlúcar de Barrameda. (A.R.C. S.) Libro 146. Defunciones. fol. 69. Nº 17.
[17] Entró en la cárcel del castillo de
Santiago el 22 de Mayo de 1939 a las 15:00 horas, saliendo el 11 de mayo de
1940 a las 11:00 horas con destino a Jerez de la Frontera. Vuelve a ingresar
ejnprisión el 21 de julio de 1940 por orden del juzgado ejecutor de sentencias
de Cádiz para salir nuevamente al campo de concentración del cortijo de Vicos
en Jerez de la Frontera el 3 de agosto de 1940 a las 12:00 horas ( (A.M.S.B) Libro
de registro del depósito municipal de Sanlúcar. Sig. 8395/1
[18] Revista satírica y anticlerical
fundada en 1884 en Valencia por Miguel Vicent Carceller. En su tercera etapa en
plena guerra civil y con la entrada de los nacionales en Valencia, su director
Carceller, fue fusilado al igual que sus dibujantes y colaboradores como Carlos
Gómez Carrera alias “Bluff” y José María Carnicero.
[19] (A.M.S.B.) Expedientes de
conducta ( 1939-1940) Sig. 4220
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