“Mi hermana murió de gripe con 7 años”. Esta frase pronunciada
hace casi dos décadas por mi entonces nonagenaria tía abuela María López
Romero, quedó en la memoria como un trágico interrogante sobre dicho
acontecimiento. Así cuando se empieza a indagar en nuestro pasado más cercano y
familiar, este nos lleva a tener constancia de la tragedia que supuso para la Sanlúcar de 1918 la terrible epidemia de la llamada gripe
española.
Según se recoge en la
prensa nacional de la época, la epidemia de gripe comenzaría en los primeros
días de Octubre de 1918, siendo el
primer enfermo fallecido el
radiotelegrafista del vapor Ausias de March[1]
. Ante los rumores de un alto número de infectados en las poblaciones cercanas,
una comisión de vecinos se reunió con el Alcalde para mostrarle su negativa a
permitir la instalación de unos pabellones sanitarios en Bonanza proyectados
por el Ayuntamiento de Sevilla, no en vano, los primeros infectados serían dos
seminaristas procedentes de la capital hispalense. Así la enfermedad se
propagaría rápidamente por la comarca, lo que obligó al cabildo a improvisar un
lazareto de infecciosos en la antigua ermita de Santa Brígida[2]
situada al final del camino de Sevilla. Sin embargo muchos familiares de los
infectados se negaron a trasladar a los enfermos, por lo que el Ayuntamiento
prohibió la entrada a los domicilios de los enfermos[3]. La situación llegó a ser tan grave que el
propio Ministro de la Guerra, ordenó la instalación en la ciudad de 40
tiendas de campaña con capacidad para 80 camas, así como la prensa recogía la
preocupación por la falta de medicamentos dada la extensión de la enfermedad a
las poblaciones de Trebujena y Olvera[4].
Al problema sanitario,
se unió además la mala gestión del consistorio que dejó a la fábrica de gas,
encargada del alumbrado público, sin el carbón necesario, por lo que la ciudad
se vio completamente a oscuras a finales de Noviembre y sumida en el miedo al
contagio. [5]De
esta forma, a mediados del mes de Diciembre la ciudad contaba con 500 enfermos
de los cuales habían fallecido 4 en los días anteriores[6],
así el mismo diario afirmaba que la cifra de infectados alcanzaba las 1600
personas[7].
Para combatir la inexorable propagación, el alcalde Leopoldo del Prado[8] había
ordenado la composición de una comisión médica para atender a todos los
enfermos en sus casas suministrando medicamentos y ayuda material. El propio Del
Prado había prohibido suministrar leche en los cafés para reservársela a los infectados
a la que se unió el envío de dicho alimento desde las poblaciones de Jerez y El
Puerto de Santa María.
Ante tal clima de
impotencia sanitaria, con una ciudad sin alumbrado, algunos devotos entre los
que se encontraban muchas mujeres, niños y eclesiásticos, se dirigieron al
Ayuntamiento para pedir a las autoridades que
realizaran una procesión extraordinaria de la Virgen de la Caridad como
último remedio para que remitiera la epidemia.[9] Tenemos que tener en cuenta, que este clima
de fervor mariano, se vio incentivado porqué en ese mismo año durante la procesión
extraordinaria por el III centenario de
su proclamación como patrona celebrada el
2 de Septiembre, se produjo un supuesto milagro de una mujer que recuperó el
habla ante el paso de la imagen[10].
Sin embargo, la
autoridad municipal era reacia a permitir cualquier manifestación pública que
pudiera extender el contagio. Así el 1 de Enero se ordenó el cierre de todos
los cafés, el teatro y cualquier establecimiento exceptuando las farmacias.[11] Ante
una ciudad sin recursos y con el aumento de la enfermedad, el gobierno envió un
donativo de 2000 pesetas para solventar los gastos sanitarios así como un
supuesto médico alemán de prestigio[12] para atender a las 6.500 personas enfermas
según cifraba el diario “El País”. De esta manera , tal clima de terror, dio
lugar a la aparición de un estafador que se hacían pasar por médico de la
beneficencia para engañar a los
familiares[13]
con falsos medicamentos, una consecuencia más de la impotencia que sufrían los
habitantes incapaces de evitar el contagio de la gripe.
Entonces el Ayuntamiento para conseguir calmar
los ánimos y dar esperanza por medio de la mediación divina, decidió permitir
la procesión extraordinaria de la patrona a la que asistiría toda la
corporación bajo maza[14]. Dicho
acto tendría lugar el jueves 9 de Enero,
donde tras una solemne función religiosa, la virgen de la Caridad recorrió las calles de
la ciudad acompañada de todo el clero, las asociaciones religiosas y un amplio
cortejo de niños[15].
Curiosamente, días después, se daba la noticia de la disminución del número de
nuevos enfermos sin omitir que habían aumentado la cifra de muertos por la
enfermedad[16],
algo que los más devotos asociarían a un milagro de la patrona. Sin embargo, lo
que la mediación divina no pudo conseguir fue paralizar las cifras de
jornaleros en paro de la ciudad que ascendían a más de 3000, para lo cual el
Ayuntamiento organizó una colecta de socorro entre los mayores contribuyentes[17]. Esto era la autentica
pandemia que azotaba Sanlúcar y para la cual nunca se pidió la ayuda divina pero si la mediación de la clase política de
la época.
José Mª Hermoso.
[3] Diario
“ La Nación “ 26 de Octubre 1918.
[7] Diario La Nación” 23 de Diciembre 1918.
[8] Climent Buzón, Narciso. Historia social de Sanlúcar de Barrameda.
Del conformismo a la España como problema. (1900-1923) Vol.IX. ASEHA .Ed. Santa Teresa Pág. 41
[9] Diario
“ La Nación” 31 de Diciembre 1918.
[10] Diario
“ La época” 3 de Septiembre de 1918
[11] Diario
“El Liberal” 1 de Enero 1919
[12] Diario
“ El sol” 3 de Enero 1919.
[14] Diario
“ El Día” 5 de Enero 1919
Impresionante investigación para una muy interesante información !!!!!
ResponderEliminarImpresionante investigación para una muy interesante información !!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias.
ResponderEliminarGracias
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