
En las actas
capitulares de los años de la ocupación (1810-1812) se mencionan continuamente
los robos y asesinatos que sufrían los
soldados franceses cuando transitaban por el camino de Chipiona con destino a
El Puerto de Santa María. Así, fue muy
temida en la zona la partida de guerrilleros de Pedro Zaldívar[1]
el
cual operó en la provincia de Cádiz y que causaba autentico pavor entre los
viajeros. A principios de 1811, para
evitar que los guerrilleros o malhechores
permanecieran ocultos en los campos a la espera de sus víctimas, el mariscal
francés Soult ordenó derribar todos los
muros y vallados que pudieran servir de refugio a los bandidos[2]
multando con cien ducados a los propietarios de las casas que no lo hicieran.
Aún tomada estas
medidas, los asaltos no remitieron, el 23 de Abril llegó al Ayuntamiento de
Sanlúcar la petición del general Semelle solicitando
a la corporación que le pagara 800
ducados por el importe de sus pertenencias. Según el oficial francés, había
enviado a su criado desde Sanlúcar a El Puerto de Santa María con varias mulas,
habiendo desaparecido tanto el sirviente como los animales. Semelle
sabiendo que la cantidad era muy elevada, había alegado que ya que el
robo se había producido en el camino de Sanlúcar y Chipiona, ambas villas se
repartieran la indemnización[3].
De esta forma todos los
atentados que se realizaban contra los franceses debían ser pagados por los
propios ayuntamientos, siendo muy comunes los continuos robos de caballos a los
militares. Como ejemplo, el sufrido por Mss.
Hernault [4], médico de la 2º Div. Del 1
Cuerpo, o el hurto sufrido por Messie Bresson comandante del 1º batallón del 73º regimiento
infantería que perdió su cabalgadura a manos de los insurgentes[5]. Pero
no debemos olvidar que los bandidos no hacían distinción de nacionalidades en
sus robos, ya que sus propios compatriotas sufrían los atentados. De esta
manera conocemos el robo sufrido por el dependiente del cabildo de Sanlúcar Julián
Fernández, el cual denunció que había sufrido la pérdida de su montura junto
con un capote de paño cuando llevaba varios pliegos del ayuntamiento[6].
Sabedores el mando
francés de la imposibilidad de vencer a un enemigo que contaba con parte del
apoyo de los foráneos y además con un buen conocimiento del terreno, en el
primer año de la ocupación organizó diferentes unidades españolas al servició
del ejército napoleónico. Por un lado, muchos soldados españoles ingresarían en
la llamada milicia cívica, que tenía
como fin controlar a las poblaciones locales. En la ciudad dicha unidad estaba formada por cuatro compañías de cien hombres, siendo comandada por el
capitán Don Tomas Galarza junto con el
teniente Cristóbal Muñoz y el subteniente D. José Ontoria y teniendo su cuartel en
la calle San Jorge[15].
La
empalizada para cercar Sanlúcar
Con este clima de
inseguridad que afectaba a las comunicaciones, Messie Gault gobernador militar de Sanlúcar ordenó
construir una empalizada que cerrara todas las entradas al pueblo para
que los guerrilleros no pudieran ocultarse en la ciudad[7].
Esta medida no fue exclusiva de la villa ya que los franceses ordenaron cerrar
otras poblaciones[8].
En Sanlúcar la obra se le encomendó al militar español José Huet, el cual vio
dificultado su trabajo con el sabotaje de la obra por parte de los vecinos[9].
Aún con varios contratiempos, la construcción de la empalizada se terminó a
principios de Junio[10]
de 1811, estando compuesta por unas 800 estacas extraídas del pinar de la
Algaida. Según Climent Buzón, la
empalizada contaba con varias entradas situadas en las inmediaciones de la puerta de Jerez, el castillo de Santiago, cruz del pasaje,
Alcoba, el convento de las monjas
dominicas, o el carril de San Diego entre otras[11],
Sin embargo, esta
medida no evitó que terminaran los asaltos, ya que ese mismo mes el mariscal
Soult, ordenaba al ayuntamiento local que le abonara a Ms. Malandain, edecan del general de división Conde de Rufin dos
caballos robados en las inmediaciones del camino del El Puerto de Santa María[12].
Un mes después, el señor Harmont exigió a las autoridades sanluqueñas que
le pagaran 800 francos por el asalto de un bandido que se había apoderado de dos mulas con todas sus pertenencias
cuando eran conducidas por su criado[13].
Estos datos nos hacen
plantearnos si realmente se produjeron todos estos robos o era una argucia de
los oficiales franceses para estafar al ayuntamiento. En base a esto, a finales
de Julio el propio alto mando napoleónico ordenó al cabildo que los caballos
pedidos al municipio fueran devueltos en especie y no en dinero para evitar que
continuara esta práctica[14].
Los
corsarios sanluqueños al servicio de los
franceses.

Junto a esto y para terminar con los asaltos, conocemos como se reclutó a partidas de corsarios que podían combatir de manera más eficiente a los
bandidos. De esta forma, aunque desconocemos quienes formaban del grupo de
guerrilleros, en Diciembre de 1811 se solicitó gratificar con 150 reales[16]
a tres corsarios sanluqueños por haber terminado con una banda de ladrones y asesinos. Dicho grupo estaba
integrado por los hermanos Ignacio y Lucas Jarana, junto con Diego Cordero. El
enfrentamiento tuvo lugar el 17 de Diciembre cuando los corsarios se enfrentaron a cuatro bandidos en las inmediaciones de
Sanlúcar. Durante la lucha, uno de los corsarios, recibió un disparo en el cuello que lo dejó maltrecho, lo que provocó que al cabo de un mes y teniendo en cuenta
la gravedad de la herida, solicitara al cabildo que les gratificara con 6.000
reales, de los cuales, el mariscal Soult
ordenó que solo se les pagara 200[17].
En consecuencia, cuando
las tropas francesas abandonaron Sanlúcar en Agosto de 1812, muchos de los
españoles que habían colaborado con los ocupantes, pasaron a reintegrarse en el
ejército español. Posteriormente con el regreso de Fernando VII aquellos que
habían colaborado más activamente con el régimen de José I tendrán que
abandonar el país ante la represión de todo aquel sospechoso de ser
afrancesado. Algo que en la práctica fue general en el duro día a día de la
población que se afanó simplemente en sobrevivir.
José Mª Hermoso.
[1]
Climent Buzón, Narciso. Historia social de Sanlúcar de Barrameda.
Entre sombras ilustradas y el miedo a la libertad. (1759-1833) Vol.IV Ed.
A.S.E.H.A. Editorial Santa Teresa. Sanlúcar de Barrameda.2008 Pág. 106
[2]Archivo Municipal de Sanlúcar de
Barrameda (A.M.S.B.) Acta capitular 14 de Febrero 1811.
[3](A.M.S.B.) Acta capitular 23 de Abril 1811.
[4](A.M.S.B.) Acta capitular 16 de
Junio 1811
[5]A.M.S.B.) Acta capitular 4 de
Mayo 1811
[6]A.M.S.B.) Acta capitular 31 de
Mayo 1811
[7]Climent Buzón, Narciso. Historia social de Sanlúcar de Barrameda.
Entre sombras ilustradas y el miedo a la libertad. (1759-1833) Vol.IV Ed.
A.S.E.H.A. Editorial Santa Teresa. Sanlúcar de Barrameda.2008 Pág. 109
[8] Hermoso Rivero, Jose María. “El
ayuntamiento de Sanlúcar durante la ocupación francesa (1810-1812) Boletín Cartare .Centro de estudios de la
Costa Noroeste de Cádiz. Nº 2 .2012.pp 1-13
[9] (A.M.S.B.) Acta capitular 21
Febrero de 1811
[10] (A.M.S.B.) Acta capitular 7 de
Junio 1811
[11] Climent Buzón, Narciso. Historia social de Sanlúcar de Barrameda.
Entre sombras ilustradas y el miedo a la libertad. (1759-1833) pp 109-110
[12] (A.M.S.B.) Acta capitular 26 de
Junio 1811
[13] (A.M.S.B.) Acta capitular 8 de
Julio 1811
[14] (A.M.S.B.) Acta capitular 28 de
Julio 1811
[15] A.MS.B Acta capitular del 22 de
Enero de 1811. La casa sería la de Don Estanislao de Mendigutia.
[16] A.MS.B Acta capitular del 2 de
Diciembre 1811
[17] Hermoso Rivero, José Mª “ La
ocupación francesa en Sanlúcar de Barrameda. Distintas formas de
colaboracionismo bajo José I ( 1810-1812) Revista Gargoris. Nº 2. Diciembre 2012. `pp28-33
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