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martes, 29 de diciembre de 2020

Se identifica una escultura desconocida de Martínez Montañés en Sanlúcar.

 Allí en una rústica hornacina, olvidada y pasando desapercibida para los visitantes, se encuentra una escultura del Lisipo andaluz, o lo que es lo mismo, un Martínez Montañés.

Recientemente en la revista Ucoarte de la Universidad de Córdoba (2020), se ha publicado el artículo Un nuevo San Diego de Alcalá atribuido a Juan Martínez Montañez, donde los historiadores del arte  José Manuel Moreno Arana, Antonio Romero Dorado y el fotógrafo Oscar Franco, identifican la imagen de un San Diego de Alcalá, salido de la gubia de Juan Martínez Montañez en la iglesia de San Francisco de Sanlúcar de Barrameda.

EL pasado año, el doctor Moreno Arana identificó en el mismo templo la escultura de un San Buenaventura atribuida a Luisa Roldán “La Roldana,“ y que fue ratificada por los máximos expertos en la obra de la insigne artista. Esto le hizo pensar que en la misma iglesia podían encontrarse otras piezas destacadas. No debemos olvidar que a dicho templo, construido en el siglo XVIII, se trasladaron muchos enseres procedentes del antiguo convento de San Francisco “El viejo” fundado en el siglo XV. Aunque la situación de la imagen colocada a una considerable altura, dificultaba su correcta visión, el reconocido fotógrafo Oscar Franco, realizó un reportaje donde se apreciaban detalles que mostraban su excelente calidad . Así, cuando los tres investigadores visitaron el pasado año la exposición dedicada al escultor en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, las dudas se disiparon. Sin duda, el San Diego de Sanlúcar era un Montañés.

Como apuntan Moreno Arana y Romero Dorado, tras la canonización de San Diego de Alcalá en 1588, la orden franciscana encargó a los mejores artistas la realización de cuadros e imágenes para promocionar al nuevo santo muy vinculado con Sanlúcar. Por este motivo, no es de extrañar que en el primitivo convento de la ciudad existiera una imagen del santo, teniendo en cuenta que desde este cenobio había partido para evangelizar las Islas Canarias en el siglo XV.  De esta forma, está documentado como Montañez realizó una primera escultura de San Diego en 1589 destinada al convento franciscano de Cádiz la cual desapareció tras el saqueo ingles de la ciudad en 1596.  Según la hipótesis de los investigadores, la imagen conservada en la iglesia de San Francisco podría datarse alrededor de 1591-1592, lo que añade a la pieza sanluqueña el ser una de las primeras obras identificadas del artista. Como se apunta en el artículo, la ausencia de la escultura en los inventarios del siglo XIX del templo hace pensar que esta procediera de la primitiva ermita dedicada al santo y que sería trasladada cuando está desapareció a la actual iglesia de San Francisco.

Sin duda el éxito de esta iconografía del escultor alcalaíno le llevó a repetir el modelo en otras imágenes del santo para diferentes conventos franciscanos de Andalucía como el de Ayamonte o Sevilla y que mantienen notables semejanzas con la de Sanlúcar. Como apuntan Moreno Arana y Romero Dorado, la vinculación de Martínez Montañez con Sanlúcar está de sobra documentada. No en balde, ambos encontraron en el archivo de la Fundación Casa de Medina Sidonia, un documento donde se le pagaba al escultor por la hechura de una imagen de la virgen destinada al convento de la Merced de Sanlúcar y que luego sería trasladada a Huelva.

En consecuencia, según los mencionados historiadores, el San Diego de Alcalá conservado en la iglesia de San Francisco, sería una de las primeras imágenes de Martínez Montañez de las cuales se tiene constancia. Esto revaloriza aún más si cabe, el patrimonio artístico de Sanlúcar y plantea a las autoridades nuevas medidas de conservación y difusión de este legado digno de los mejores museos nacionales.

Sanlúcarcontemporánea@blogspot.com.es 

Enlace artículo en la revista Ucoarte

viernes, 11 de diciembre de 2020

“La fundación del convento de las Carmelitas descalzas de Sanlúcar de Barrameda y de las procesiones que se organizaban en él (S. XVII-XVIII)”

 En los últimos años la desaparición de los conventos en España está provocando la deslocalización del patrimonio tanto artístico como documental. De esta forma, los ricos archivos de las órdenes monásticas que aportan interesantes datos sobre la historia local se están trasladando a otros lugares, provocando la pérdida de información y falta de acceso para los investigadores.


En el año 2016, por mediación de la Doctora en Historia del arte, Dª Rocío Garrido Neva, responsable de la catalogación del Archivo del convento de las carmelitas descalzas de Sanlúcar de Barrameda, pudimos consultar dichos fondos, así como fotografiar algunos legajos. Fruto de este trabajo, encontramos interesantes documentos, el cual presentamos en este trabajo, donde una de las hermanas de la comunidad recogía la crónica de las procesiones organizadas por dicha comunidad entre los años 1764 hasta su interrupción en el año 1777.De igual forma, la mencionada investigadora en el fruto de su tesis doctoral, realizó la transcripción de los documentos que nos hablan de los primeros años de existencia del convento.

Dichos relatos recogidos por las religiosas, de la cuales no conocemos sus nombres, es un interesante testimonio tanto a nivel histórico, ya que aporta datos sobre la religiosidad popular sobre la ciudad de Sanlúcar, como por la descripción de los bienes del convento utilizados para tal efecto. De igual forma, nos plantea la riqueza de la documentación conventual poco estudiada sobre la propia historia de Sanlúcar de Barrameda.

Enlace artículo en la revista Cártare 2020.




 



sábado, 24 de octubre de 2020

Del cementerio de Jerez al Valle de los Caídos. La historia de Manuel Rodríguez García.

 

Decía Fleming, que un hallazgo suele aparecer cuando no lo estás buscando. Esta cita podría aplicarse perfectamente al descubrimiento de un joven jerezano muerto en la guerra civil, y cuyos restos fueron sepultados en la cripta del Valle de los Caídos.

Dicho descubrimiento ha sido realizado en el curso de la investigación sobre la represión franquista en la zona de la provincia de Cádiz. Este trabajo, cuyo germen fue la aparición de la única foto existente de los presos republicanos encerrados durante la guerra civil en el castillo de Sanlúcar, fue presentado el pasado verano en los Cursos de verano de la Universidad de Cádiz[1].

Todo comenzó cuando a raíz de nuestra investigación, encontramos la mención sobre un tal Manuel Rodríguez García[2]. Dicha persona, natural de Sanlúcar y que según su expediente estuvo internado en el campo de concentración de la plaza de toros de Alicante, al finalizar la guerra fue requerido por los tribunales de Justicia de la ciudad de Cádiz. El problema al que nos enfrentamos era que, al ser un nombre demasiado común, resultaba muy difícil dar con su paradero sin poseer más datos de edad ni de su posible destino.

Así, cotejando diferentes listados, encontramos en la base de datos de la Basílica del Valle de los Caídos, una persona con el mismo nombre, cuyos restos según la ficha del Ministerio del Interior, había sido exhumados de una fosa común del cementerio de San José de Cádiz a finales de la década de 1950. Ambos éramos conocedores, gracias a los artículos del periodista Tano Ramos, que los restos de 45 gaditanos habían sido trasladados al mausoleo franquista, con una breve mención a Rodríguez García[3]. Así con estos datos, indagamos en el archivo del cementerio gaditano y el Registro civil, descubriendo que la única persona fallecida con ese nombre entre 1936 y 1944 en Cádiz correspondía a un sanluqueño de 53 años que había muerto en el Hospital de Mora el 21 de Julio de 1936 a consecuencia de una gangrena pulmonar. Esta persona según la documentación fue inhumada en el cementerio de San José[4], aunque no existía referencia sobre su posterior traslado. Sin embargo, por la fecha era imposible que dicha persona hubiera podido estar preso en Alicante. ¿De quién era entonces los restos depositados en el columbario del Valle de los Caídos? Lo más sorprendente, es que, en la propia documentación del antiguo cementerio gaditano, no se tenía referencias de la apertura de ninguna fosa y menos que los restos hubieran sido trasladados a Cuelgamuros.

Para complicar aún más el enigma, encontramos en el Archivo provincial de Tarragona a otro Manuel Rodríguez García, natural de Sanlúcar de 24 años que había sido preso en la cárcel de Reus en octubre de 1939[5]. Todo parecía llevar a un callejón sin salida. Así después de casi tres meses de correos semanales al Archivo de la Basílica de San Lorenzo del Escorial, donde se custodian el registro de inhumaciones, sin que nadie contestara, una mañana recibimos una llamada. Con los datos suministrados, los técnicos del Archivo tenían documentado que los restos de Manuel Rodríguez García, correspondían a un joven jerezano de 17 años muerto a causa de la guerra- según el registro- cuyos restos fueron depositados en la cripta 10.156 lado izquierdo en 1967[6].

El traslado de los restos al Valle de los caídos.

Según el estudio de Daniel Sueiro[7], el proyecto de convertir la basílica de Cuelgamuros en un grandioso columbario se inició en 1940, sin embargo, la negativa de muchas familias a trasladar los restos de sus familiares al panteón obligó a las autoridades franquistas a buscar los cuerpos en fosas comunes repartidas por todo el país. De esta forma la doctora de la Universidad de Barcelona Queralt Solé i Barjau[8], documentó como durante casi 20 años el traslado de restos a la basílica fue constante. El procedimiento se basaba en la búsqueda de información en diferentes localidades, sobre la existencia de fosas comunes, para luego de manera cuasi clandestina, trasladar los restos de manera desordenada en camiones militares a Madrid. De esta forma según las propias autoridades del Valle, el número de cuerpos ascendería a los 33.847, de los cuales unas 12.000 estarían aún sin identificar. Esto sin duda convierte a la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los caídos, en la mayor fosa común del franquismo.

Volviendo a la historia del jerezano, sorprendidos por el hallazgo, pretendíamos saber quién fue realmente Manuel Rodríguez García y como había terminado en la cripta de la basílica. De esta forma, después de indagar en diferentes archivos, encontramos parte de su historia en el Registro civil de su ciudad de origen[9].

Manuel Rodríguez García hijo de María y de padre desconocido, había nacido en Jerez el 5 de mayo de 1926[10], según la documentación del Valle, era jornalero[11], pero en su partida de Defunción se mencionaba como aprendiz. De estado civil soltero, se había integrado como tantos jóvenes a la Falange española. En el mes de Julio de 1937, el jerezano se encontraba destacado en la zona de Villafranca del Castillo, donde tendría lugar la famosa batalla de Brunete[12]. Es posible pensar que Rodríguez García formaba parte del grupo de falangistas voluntarios de Sevilla, que estaban acantonados en la fortaleza de la población. Así entre los días 25 y 28 de julio las tropas franquistas atacaron en masa para romper las líneas republicanas situadas al sur de Brunete. Posiblemente, el jerezano encontraría la muerte en esta ofensiva el día 28 con 17 años Parece que el cuerpo fue trasladado al cementerio municipal de Jerez, aunque oficialmente no se inscribió su muerte hasta febrero de 1938, siendo certificada por el juez Salvador Rivero y Pastor.

La historia de Manuel Rodríguez nos demuestra el desconocimiento que aún tenemos sobre el origen de los restos que engrosaron la cripta funeraria del monumento franquista, y que quizás nunca conozcamos del todo. Al fin y al cabo, el descubrimiento de la identidad del jerezano nos acerca un poco más a la tragedia que sufrieron miles de personas anónimas de ambos bandos.

José Mª Hermoso Rivero

Rafael Montaño García.



[1] Un avance de este trabajo se presentó en los cursos de verano de la UCA “La guerra ha terminado. Nuevos enfoques y estudios 80 años después (1939-2019)” con la conferencia “El castillo de Santiago de Sanlúcar. Nuevas aportaciones documentales sobre la represión franquista en la provincia de Cádiz”. Viernes 5 julio 2019. https://celama.uca.es/70cvc/seminarios/b11

 

[2]. (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.

[3] Diario de Cádiz. “ Desde Cádiz al Valle de los Caídos”. Domingo 14 de Octubre 2018.

[4] Archivo del Registro Civil de Cádiz. Libro defunciones 1936. Fol. 424. Nº 226

[5] Archivo Provincial de Tarragona.  Expediente Carcelario. Manuel Rodríguez García.1939.

[6] Archivo del Patronato de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Nuestro agradecimiento al personal del Archivo.

[7] Suiero, Daniel La verdadera historia del Valle de los caídos. Sedmay Ediciones. Barcelona 1976. pp 106-108

[8] Queralt Solé i Barjau, Xavi López Soler, “El Valle de los Caídos como estrategia pétrea para la pervivencia del franquismo” Kamchatka: revista de análisis cultural, ISSN 2340-1869, Nº. 13, 2019 (Ejemplar dedicado a: Topografías de la memoria: de usos y costumbres en los espacios de violencia en el nuevo milenio), págs. 299-317

[9] Archivo del Registro civil de Jerez de la Frontera. Libro defunción. 1938. Nº 115. Fol. 326

[10] La edad que aparece en el registro del Archivo del Patronato de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, debe ser un error, ya que con esa fecha de nacimiento hubiera muerto con 11 años, sin embargo, en la partida de Defunción aparece con 17 años por lo que habría nacido en 1920.

[11] En la partida de Defunción aparece como aprendiz.

[12] Hugh, Thomas. La guerra civil española. Círculo de lectores. Barcelona. 1976. pp 711- 770

"Los primeros 365" el primer libro de relatos de la sanluqueña Mela Servent.

Reciénteme ha salido publicado en la editorial Exlibric (2020) la primera colección de relatos de la escritora sanluqueña Mela Servent bajo el titulo 


Mela Servent , comenzó a dar sus primeros pasos en la escritura a una edad muy temprana. Absorbida por las maravillas que un folio en blanco, fue creciendo y recogiendo experiencias que luego plasmaría.  Muy vinculada al teatro y bebiendo de él, consiguió por dos años consecutivos los primeros premios del certamen de poesía del instituto donde cursó el bachillerato. Terminado este, se marchó a Madrid donde continuaría sus estudios superiores en la Escuela Superior de Arte dramático. Esta experiencia marcó su visión de la literatura; así en un paso de peatones reposa una de sus frases, gracias al movimiento “Versos al Paso”.

En palabras de la autora: Los primeros 365 no son más que todas las historias que podemos crear en un solo día durante un año completo. Sentirse protagonista de cada una de ellas. Vivir cada día como si fuera el último. Afrontar la realidad con amagos y pinceladas de sueños. Encontrarás historias de todo tipo ¿ficción o realidad? Eso ya te toca elegir a ti. Hazlas tuyas, cuéntalas, identifícate, créete ser el protagonista porque así lo eres. Tus días, horas, minutos y segundos son tuyos, que nadie te los robe. Enlace

 

jueves, 5 de marzo de 2020

Un «Topo» en la Sanlúcar de la guerra civil. El caso de Manuel Ureña (1936-1939)

 

A raíz de la película dirigida por Jon Garaño La trinchera infinita, el terrible padecimiento de las personas ocultas durante la guerra civil y que fueron denominados «topos», ha saltado nuevamente a la luz. Muchos de estos represaliado por la dictadura fueron dados por muertos para el común de la sociedad, o en el peor de los casos delatados por algún vecino.

Fruto de nuestro trabajo sobre la guerra civil en Sanlúcar, el cual venimos desarrollando desde hace dos años y que se presentó el pasado mes de julio en la Universidad de Cádiz[1], traemos a colación la historia de Manuel Ureña Cabrera. Un destacado anarquista que fue perseguido por las autoridades fascistas y tuvo que permanecer oculto en su casa hasta su detención.

El comienzo de la represión franquista en Sanlúcar (Julio 1936)

Sanlúcar de Barrameda, ciudad marinera y agrícola, fue uno de los puntos, más calientes del movimiento anarquista de la provincia, siendo históricamente enclave de las ideas libertarias desde mediados del siglo XIX. Véase como ejemplo el movimiento cantonal o sindical ya establecido. En sus calles, en sus campos y en sus centros de trabajo, la C.N.T. formaba el núcleo activo y corporativo en todos y cada uno de ellos, llegando a tener en diversos sindicatos asociados más de mil afiliados. De entre esa masa social, encontramos nombres y personalidades de diversa índole, trabajadores de clase y luchadores incansables aferrados a la idea de la emancipación de la clase trabajadora. Una clase obrera pisoteada y explotada por los núcleos burgueses que se establecieron en esta Andalucia, bajo el calor de la agricultura, la ganadería y la bodega, que florecieron al calor de las diversas desamortizaciones realizadas en el siglo XIX.

 

Sabemos que tras la noticia de la insurrección del ejercito el 18 de Julio de 1936, el ayuntamiento socialista de Bienvenido Chamorro, se decidió a adoptar las primeras medidas de defensa[2] contra la sublevación. De esta forma, los miembros de la C.N.T armados con escopetas, asaltaron diversos establecimientos como El Sport, la ferretería El candado y el monte de Piedad sustrayendo tanto las armas como las municiones[3]. Así como describe Manuel Barbadillo, un grupo de anarquistas se dispuso a cortar las carreteras de entrada a la población. Aún con estos preparativos, al día siguiente con los primeros indicios de la llegada de los camiones de los regulares[4] enviados desde Jerez por el comandante Salvador Arizón[5], los anarquistas locales huyeron presa del terror que infundían los famosos moros. De esta forma, el día 19 un primer destacamento de soldados rebeldes tomó el ayuntamiento proclamando al militar Antonio de León y Manjón comandante militar de la ciudad.

Con la ciudad tomada por las tropas rebeldes, el día 21, animados por el Cabo de carabineros José Canalejos acompañado por Manuel Rodríguez González apodado Santero mayor[6] junto con su hermano Rafael y José Riscart Brun[7] se decidieron a hacer frente a los Regulares. Teniendo noticias del resurgir de la revuelta, los guardias civiles y los carabineros se enfrentaron a Canalejos y a su grupo que se  refugiaron en una casa de la calle Barrameda. Los anarquistas y el militar viendo que no tenía escapatoria, huyeron por los campos de la zona.[8]

Así otro grupo de anarquistas, animados por la acción de Canalejos, decidieron volver a hacer frente a los golpistas, enfrentándose a estos en la calle Ganado. Ante la noticia de una nueva insurrección un destacamento de soldados indígenas fue tiroteados desde la azotea de una vivienda de la dicha calle, a lo que los rebeldes respondieron entrando en una de las casas y asesinando a tres miembros de una familia que no tenían nada que ver con los internacionalistas[9].

Después de esta matanza, el terror se extendió por toda la ciudad provocando la huida de gran parte de la población que buscaron refugio tanto en los campos colindantes como en el coto de Doñana.

La huida de Manuel Ureña.

Entre los huidos aquellos días estaba Manuel Ureña Cabrera,[10] persona culta, de calado intelectual e influyente entre los miembros del anarquismo local. Valga como ejemplo, las propias palabras del Comandante militar de la plaza Antonio López, tras el encarcelamiento de Ureña en el castillo de Santiago: « Se dedica a leer la prensa permitida a los demás reclusos de los cuales, los primeros que tienen antecedentes políticos, dedican una especie de referente atención al primero, lo que corrobora la indudable influencia que siempre ha ejercido sobre ellos[11]»

Su conciencia de clase trabajadora y sus ideas ácratas, le convirtieron en vehículo trasmisor de los principios internacionalistas asociados a la acción directa y la solidaridad obrera. Ureña  comenzó   siendo vicepresidente exterior de la Sociedad de Trabajadores del campo La Sembradora que con más de 1.550 afiliadosentre el 2 de diciembre y el 30de mismo mes de 1932, siendo a partir de esa fecha secretario 2º hasta el 17 de enero de 1936, donde desarrolló también funciones de delegado de trabajo destacando por ser un activo propagandista[12].

Ureña sabia que tras años de lucha en el campo y en la calle, de huelgas y mítines, ahora con una derecha fortalecida tras el golpe militar, su nombre estaría en la lista de los más buscados por los fascistas. Así que al anarquista no le quedó más remedio que huir a la campiña para ocultarse durante algún tiempo. Conocedor del campo y sus entresijos, supo sobrevivir escondido durante algunos meses.

Tras un tiempo en condiciones sumamente difíciles, decidió regresar en diciembre de 1936 a su vivienda en la calle Santa Brígida nº 11 . Esta era la común casa de vecinos donde vivía con sus padres. El momento de regreso no fue al azar, pues siguiendo la cronología de la represión en Sanlúcar en ese año de 1936, escogió el mes donde la represión más virulenta de los meses de agosto y septiembre ya había pasado. La brutal represión arrojó un saldo de asesinatos de los principales miembros políticos y sindicales del Frente popular local.

Sabemos por la documentación, que con anterioridad al golpe militar el anarquista se encontraba como casero en la finca «Callejuela», propiedad del hacendado vecino Manuel Lagares Amate. Dicho empresario bodeguero, era dueño del Hotel Lagares, siendo uno de los más destacados contribuyentes del sector vitivinícola a finales de la década de los 20[13].  Dicho empresario, solía manifestar sus quejas a las autoridades por las molestias que le ocasionaba su empleado Manuel Ureña con sus exigencias laborales[14].

Con Ureña desaparecido, la maquinaria de extorsión y persecución de Falange española se puso en marcha intentando dar con el fugado. Encontraron un primer informador en la persona de Antonio Lagares, el cual declaró a las autoridades de Sanlúcar que sospechaba que el prófugo podía haberse ocultado en la misma finca propiedad de su hermano Manuel. A pesar de esto y tras los diversos registros llevados a cabo por patrullas de falangistas al mando del jefe de centuria José Ruiz de Somavia[15], nunca llegaron a dar con el fugitivo. Añadiendo también el informante lo siguiente: « Es persona muy adicta a la C.N.T y gran propagador del comunismo libertario, pasado entre los obreros por instruido y culto, toman parte de las reuniones del gremio en las que siempre destacó por su tendencia izquierdista »

Una de las pruebas que avala la declaración del Sr. Lagares, es la dificultad que tuvieron en su momento para desalojar a los padres de Ureña de la casa, tanto así, que tuvieron que arrendarla para lograrlo. Esto no da que pensar que pudo esconderse en dicha finca en algún momento. Podemos imaginar la situación angustiosa de la familia Ureña, temiendo siempre que descubrieran el paradero de Manuel, a lo que se unió la muerte del padre de este en enero de 1938[16].

Con estas acusaciones y en medio de una depuración sistemática de cualquier sujeto con antecedentes de simpatizar con la causa roja, , la búsqueda y localización de Ureña se convirtió en una carrera a contrarreloj,; una carrera que llegaría a su final el día 19 de mayo de 1939, cuando un chivatazo a los guardias municipales Juan López y Antonio rodríguez, informó que el anarquista se encontraba oculto en su casa de la calle Santa Brígida desde diciembre de 1936.

Aquella mañana de mayo, con la guerra a punto de acabar y el gobierno republicano tocado y hundido, los guardias se personaron en la finca nombrada y tras un exhaustivo  registro dan con el prófugo. Manuel, consternado, simplemente cuenta lo sucedido,, a sabiendas que poco o nada puede hacerse ya. Las pesquisas de como el cenetista pudo volver a su casa a finales de 1936 y ocultarse casi tres años sin que nadie lo viera- o eso pensamos- es una incógnita aún por descifrar. Los guardias tomaron declaración tanto a Manuel como a dos vecinas del inmueble, Visitación González Claro de 60 años y a su hija Magdalena de 36 años. Estas manifestaron que ignoraban totalmente que Manuel Ureña había estado escondido allí.

Estas situaciones lejos de ser extrañas, eran la tónica dominante en esos años de miedo y represión. Vecinos que huyen de la persecución que establecieron los vencedores, vecinos que regresan por no tener a donde ir. Vecinos que hablan, unos que alludan, otros que callan.  Ureña sale de su domicilio vigilado estrechamente por las fuerzas del orden; detrás queda su casa y sus recuerdos, estos se agolpan y arañan en lo más profundo; había sido una aventura peligrosa.


Manuel pasa el umbral del Castillo de Santiago, usado aún en esas fechas como Depósito municipal carcelario a las 18:00 horas[17].- Según el libro de registro de  la prisión del castillo a las 15:00 horas- Uno de los guardias allí postrados, bajo una inmensa nube de espeso tabaco teclea su ficha policía en una desdentada máquina de escribir, mientras los demás guardias y miembros de Falange depositan lo requisado en el registro domiciliario. Un numero suelto del periódico satírico y anticlerical La Traca[18],  su carnet de la desaparecida Sociedad de viticultores, un carnet electoral y unas cartas dirigidas al delegado de la C.N.T. de Cádiz. Curiosamente, dichos documentos tras pasar por la Delegación de Orden Público de la comandancia militar de la Plaza y luego remitidas al Gobierno militar de Cádiz, desaparecieron misteriosamente.

El 22 de mayo de 1939, unos días después de su ingreso en la cárcel del castillo, se origina el parte a al Comandancia Militar, poniendo a disposición el detenido con todo lo requisado en su casa como pruebas de su vinculación al movimiento libertario. EL 5 de junio de 1939, el Juzgado Militar hace constar en el procedimiento abierto a Ureña algunas de las razones por la que se le juzga como: No haberse presentado a la Comandancia militar cuando se ordenó su localización, por auxilio a la rebelión, su ocultación para eludir su responsabilidad en la preparación, organización y desarrollo del Frente Popular, o para resguardarse su analogía con otros en espera de que prosperasen sus ideales anarquistas. Todo esto sin olvidar su tenencia a sociedades obreras y su vinculación con las mismas.

El 10 de Julio del citado año, el Juez Militar Celedonio del Prado[19], recibe todos sus antecedentes y comienza su procedimiento, un procedimiento que temina con Manuel Ureña en el campo de concentración del Cortijo de Vicos en Jerez de la Frontera el 3 de agosto de 1940, después de haber estado encerrado en el castillo de Santiago casi un año completo.

Podemos pensar que Manuel salvó su vida gracias a esos años en que estuvo escondido, si hubiese caído en 1936 en manos de los fascistas, posiblemente hubiese terminado delante de un pelotón de fusilamiento, como más de un centenar de compañeros suyos.

Esta historia forma parte de nuestro trabajo de investigación sobre la Guerra civil en Sanlúcar y la posterior represión. Dicho estudio, que verá a la luz en breve espacio de tiempo, tras largos años de trabajo, saca a la luz nombres, apellidos, historias y circunstancias que jamás, decimos, jamás, deben ser olvidadas.

Rafael Montaño García.

José Mª Hermoso Rivero.

 



[1] Un avance de este trabajo se presentó en los cursos de verano de la UCA “La guerra ha terminado. Nuevos enfoques y estudios 80 años después (1939-2019)” con la conferencia “El castillo de Santiago de Sanlúcar. Nuevas aportaciones documentales sobre la represión franquista en la provincia de Cádiz”. Viernes 5 julio 2019. https://celama.uca.es/70cvc/seminarios/b11 

[2] BARBADILLO RODRIGUEZ , Manuel. Excidio . Edita Antonio Pedro Barbadillo Romero. Santo Domingo industrias graficas. Sanlúcar 2002. Pág.9 

[3] Dicho suceso aparece recogido por las autoridades franquistas en numerosos expedientes sobre los supuestos participantes en esto actos. ( A.M.S.B ) Expedientes de conducta ( 1939- 1940)  Sig. 4220.

[4] BARBADILLO RODRIGUEZ , Manuel. Excidio..Pág. 11 

[5] PRESTON, Paul. El holocausto español . Ed. Debate. Madrid. 2011 Pág. 250 

[6] (A.M.S.B ) Expedientes de conducta ( 1939- 1940)  Sig. 4220. 

[7] (A.M.S.B.)  Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 2993 

[8] GUTIÉRREZ MOLINA, José Luis. La justicia del terror. Ed. Mayi. Cádiz 2014. Pág. 52.

[9] TALLAFIGO GÓMEZ, Macarena. “Los fusilamientos de ganado” http://www.guerracivil1936.galeon.com/diario08.htm 

[10] Según la ficha policial de Manuel Ureña Cabrera conservada en el Archivo Municipal de Sanlúcar, legajo que tenemos transcrito en su totalidad, tenía 42 años, era hijo de José y María, de oficio campo, con domicilio en calle Santa Brígida nº 11. (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.

[11] [11] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239. 

[12] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.  

[13] Lagares estaba inserto en el registro de la propiedad con una contribución de 3.094 pesetas. VIEJO FERNÁNDEZ, Jose Antonio. La Segunda República en Sanlúcar de Barrameda.  Ed. A.S.E.H.A. 2011. Pág. 59

[14] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento… 

[15]  El jefe de centuria de Falange española en Sanlúcar, estuvo preso en el castillo de Santiago en varias ocasiones por el gobierno republicano acusado de incentivar el terrorismo  callejero buscando la represión de la izquierda. Entró el 19 de abril de 1936 a las 24:00 horas , saliendo ese mismo día a las 7:00 horas para la prisión provincia de EL Puerto de Santa María. Volvería a entrar en prisión el 18 de mayo de 1936 por orden del Juez de instrucción, para salir el 19 de Mayo de 1936 por orden del Gobernador Civil. ( A.M.S.B) Libro de registro del depósito municipal de Sanlúcar. Sig. 8395/1  Era además miembro de la Junta directiva de Falange española en Sanlúcar junto con José García Muñoz, Jerónimo de Angulo Otaolaurruchi, Enrique Fernández Pérez, Tomás Barbadillo Delgado, Manuel Casado Ávila y Pedro Gutiérrez Ambrosy.   VIEJO FERNÁNDEZ, Jose Antonio. La Segunda República en Sanlúcar de Barrameda.  Ed. A.S.E.H.A. 2011. Pág 56.  

[16] José Ureña  Jose Ureña  González,  falleció el  8 enero de 1938  con 82 años .La muerte se produjo en su  domicilio en Santa Brígida a consecuencia de una hemorragia cerebral.  Estaba casado con Mercedes Cabrera Cotán, dejando por hijos a Manuel y María.  La inscripción en el registro civil fue realizada por la esposa de este.  Archivo del Registro civil de Sanlúcar de Barrameda. (A.R.C. S.) Libro 146. Defunciones.  fol. 69. Nº 17. 

[17] Entró en la cárcel del castillo de Santiago el 22 de Mayo de 1939 a las 15:00 horas, saliendo el 11 de mayo de 1940 a las 11:00 horas con destino a Jerez de la Frontera. Vuelve a ingresar ejnprisión el 21 de julio de 1940 por orden del juzgado ejecutor de sentencias de Cádiz para salir nuevamente al campo de concentración del cortijo de Vicos en Jerez de la Frontera el 3 de agosto de 1940 a las 12:00 horas ( (A.M.S.B) Libro de registro del depósito municipal de Sanlúcar. Sig. 8395/1  

[18] Revista satírica y anticlerical fundada en 1884 en Valencia por Miguel Vicent Carceller. En su tercera etapa en plena guerra civil y con la entrada de los nacionales en Valencia, su director Carceller, fue fusilado al igual que sus dibujantes y colaboradores como Carlos Gómez Carrera alias “Bluff” y José María Carnicero.

[19] (A.M.S.B.) Expedientes de conducta ( 1939-1940) Sig. 4220