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sábado, 24 de octubre de 2020

Del cementerio de Jerez al Valle de los Caídos. La historia de Manuel Rodríguez García.

 

Decía Fleming, que un hallazgo suele aparecer cuando no lo estás buscando. Esta cita podría aplicarse perfectamente al descubrimiento de un joven jerezano muerto en la guerra civil, y cuyos restos fueron sepultados en la cripta del Valle de los Caídos.

Dicho descubrimiento ha sido realizado en el curso de la investigación sobre la represión franquista en la zona de la provincia de Cádiz. Este trabajo, cuyo germen fue la aparición de la única foto existente de los presos republicanos encerrados durante la guerra civil en el castillo de Sanlúcar, fue presentado el pasado verano en los Cursos de verano de la Universidad de Cádiz[1].

Todo comenzó cuando a raíz de nuestra investigación, encontramos la mención sobre un tal Manuel Rodríguez García[2]. Dicha persona, natural de Sanlúcar y que según su expediente estuvo internado en el campo de concentración de la plaza de toros de Alicante, al finalizar la guerra fue requerido por los tribunales de Justicia de la ciudad de Cádiz. El problema al que nos enfrentamos era que, al ser un nombre demasiado común, resultaba muy difícil dar con su paradero sin poseer más datos de edad ni de su posible destino.

Así, cotejando diferentes listados, encontramos en la base de datos de la Basílica del Valle de los Caídos, una persona con el mismo nombre, cuyos restos según la ficha del Ministerio del Interior, había sido exhumados de una fosa común del cementerio de San José de Cádiz a finales de la década de 1950. Ambos éramos conocedores, gracias a los artículos del periodista Tano Ramos, que los restos de 45 gaditanos habían sido trasladados al mausoleo franquista, con una breve mención a Rodríguez García[3]. Así con estos datos, indagamos en el archivo del cementerio gaditano y el Registro civil, descubriendo que la única persona fallecida con ese nombre entre 1936 y 1944 en Cádiz correspondía a un sanluqueño de 53 años que había muerto en el Hospital de Mora el 21 de Julio de 1936 a consecuencia de una gangrena pulmonar. Esta persona según la documentación fue inhumada en el cementerio de San José[4], aunque no existía referencia sobre su posterior traslado. Sin embargo, por la fecha era imposible que dicha persona hubiera podido estar preso en Alicante. ¿De quién era entonces los restos depositados en el columbario del Valle de los Caídos? Lo más sorprendente, es que, en la propia documentación del antiguo cementerio gaditano, no se tenía referencias de la apertura de ninguna fosa y menos que los restos hubieran sido trasladados a Cuelgamuros.

Para complicar aún más el enigma, encontramos en el Archivo provincial de Tarragona a otro Manuel Rodríguez García, natural de Sanlúcar de 24 años que había sido preso en la cárcel de Reus en octubre de 1939[5]. Todo parecía llevar a un callejón sin salida. Así después de casi tres meses de correos semanales al Archivo de la Basílica de San Lorenzo del Escorial, donde se custodian el registro de inhumaciones, sin que nadie contestara, una mañana recibimos una llamada. Con los datos suministrados, los técnicos del Archivo tenían documentado que los restos de Manuel Rodríguez García, correspondían a un joven jerezano de 17 años muerto a causa de la guerra- según el registro- cuyos restos fueron depositados en la cripta 10.156 lado izquierdo en 1967[6].

El traslado de los restos al Valle de los caídos.

Según el estudio de Daniel Sueiro[7], el proyecto de convertir la basílica de Cuelgamuros en un grandioso columbario se inició en 1940, sin embargo, la negativa de muchas familias a trasladar los restos de sus familiares al panteón obligó a las autoridades franquistas a buscar los cuerpos en fosas comunes repartidas por todo el país. De esta forma la doctora de la Universidad de Barcelona Queralt Solé i Barjau[8], documentó como durante casi 20 años el traslado de restos a la basílica fue constante. El procedimiento se basaba en la búsqueda de información en diferentes localidades, sobre la existencia de fosas comunes, para luego de manera cuasi clandestina, trasladar los restos de manera desordenada en camiones militares a Madrid. De esta forma según las propias autoridades del Valle, el número de cuerpos ascendería a los 33.847, de los cuales unas 12.000 estarían aún sin identificar. Esto sin duda convierte a la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los caídos, en la mayor fosa común del franquismo.

Volviendo a la historia del jerezano, sorprendidos por el hallazgo, pretendíamos saber quién fue realmente Manuel Rodríguez García y como había terminado en la cripta de la basílica. De esta forma, después de indagar en diferentes archivos, encontramos parte de su historia en el Registro civil de su ciudad de origen[9].

Manuel Rodríguez García hijo de María y de padre desconocido, había nacido en Jerez el 5 de mayo de 1926[10], según la documentación del Valle, era jornalero[11], pero en su partida de Defunción se mencionaba como aprendiz. De estado civil soltero, se había integrado como tantos jóvenes a la Falange española. En el mes de Julio de 1937, el jerezano se encontraba destacado en la zona de Villafranca del Castillo, donde tendría lugar la famosa batalla de Brunete[12]. Es posible pensar que Rodríguez García formaba parte del grupo de falangistas voluntarios de Sevilla, que estaban acantonados en la fortaleza de la población. Así entre los días 25 y 28 de julio las tropas franquistas atacaron en masa para romper las líneas republicanas situadas al sur de Brunete. Posiblemente, el jerezano encontraría la muerte en esta ofensiva el día 28 con 17 años Parece que el cuerpo fue trasladado al cementerio municipal de Jerez, aunque oficialmente no se inscribió su muerte hasta febrero de 1938, siendo certificada por el juez Salvador Rivero y Pastor.

La historia de Manuel Rodríguez nos demuestra el desconocimiento que aún tenemos sobre el origen de los restos que engrosaron la cripta funeraria del monumento franquista, y que quizás nunca conozcamos del todo. Al fin y al cabo, el descubrimiento de la identidad del jerezano nos acerca un poco más a la tragedia que sufrieron miles de personas anónimas de ambos bandos.

José Mª Hermoso Rivero

Rafael Montaño García.



[1] Un avance de este trabajo se presentó en los cursos de verano de la UCA “La guerra ha terminado. Nuevos enfoques y estudios 80 años después (1939-2019)” con la conferencia “El castillo de Santiago de Sanlúcar. Nuevas aportaciones documentales sobre la represión franquista en la provincia de Cádiz”. Viernes 5 julio 2019. https://celama.uca.es/70cvc/seminarios/b11

 

[2]. (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.

[3] Diario de Cádiz. “ Desde Cádiz al Valle de los Caídos”. Domingo 14 de Octubre 2018.

[4] Archivo del Registro Civil de Cádiz. Libro defunciones 1936. Fol. 424. Nº 226

[5] Archivo Provincial de Tarragona.  Expediente Carcelario. Manuel Rodríguez García.1939.

[6] Archivo del Patronato de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Nuestro agradecimiento al personal del Archivo.

[7] Suiero, Daniel La verdadera historia del Valle de los caídos. Sedmay Ediciones. Barcelona 1976. pp 106-108

[8] Queralt Solé i Barjau, Xavi López Soler, “El Valle de los Caídos como estrategia pétrea para la pervivencia del franquismo” Kamchatka: revista de análisis cultural, ISSN 2340-1869, Nº. 13, 2019 (Ejemplar dedicado a: Topografías de la memoria: de usos y costumbres en los espacios de violencia en el nuevo milenio), págs. 299-317

[9] Archivo del Registro civil de Jerez de la Frontera. Libro defunción. 1938. Nº 115. Fol. 326

[10] La edad que aparece en el registro del Archivo del Patronato de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, debe ser un error, ya que con esa fecha de nacimiento hubiera muerto con 11 años, sin embargo, en la partida de Defunción aparece con 17 años por lo que habría nacido en 1920.

[11] En la partida de Defunción aparece como aprendiz.

[12] Hugh, Thomas. La guerra civil española. Círculo de lectores. Barcelona. 1976. pp 711- 770

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