Ya
se que el mundo no está trazado para las mujeres, sentenciaba
el escultor Pedro Roldán hace casi trescientos años a su hija Luisa Ignacia
cuando esta le comentaba su firme determinación de seguir los pasos de su
progenitor. ¿Pero alguna vez lo estuvo? Juan José García Rodríguez, Licenciado
en Historia del arte lo sabe bien, su
segundo libro de relatos Dolor, madera y
barro, tribología barroca, (Círculo Rojo 2018) nos propone sumergimos en las circunstancias personales de tres
artistas del barroco, Caravaggio, Artemisa Gentileschi y Luisa Roldan para mostrarnos que detrás de una obra se
esconde el dolor de la propia vida.


Juan José García
Rodríguez es un maestro en el término más clásico, capaz de utilizar un simple detalle como excusa para
llevarnos fuera del aula del aburrimiento. Se mueve con facilidad en el terreno
de lo cotidiano y más banal, para plantearnos dilemas y cuestiones que nos
hacen detenernos en nuestro trajinar diario. Posiblemente la pasmosa
tranquilidad de su perro Beatles, nos
contagie para obligar a sentarnos y releer sus relatos de Marejada o su nueva obra.
Dolor
madera y barro, nos trasportará desde la Italia de principios del S.
XVII a la Sevilla decadente del barroco, cuando los últimos ecos del renacimiento
luchaban con las imposiciones del más desmesurado
horror vacui. Por sus páginas pasaran a modo de sombras, artistas
como Leonardo, Miguel Ángel, Carracci y
otros más olvidados como Pedro Duque Cornejo, o Diego Roldan, ilustres nombres
que suelen aparecer en todas los tratados, pero sin eclipsar a los auténticos
protagonistas del tríptico. Por este motivo y otros más que irán descubriendo, no
dejen de leer el nuevo libro de García Rodríguez, y así cuando admiren una obra
expuesta en un museo u olvidada en una iglesia, piensen que tras la madera o el
barniz siempre se encuentra las circunstancias
de su creador.
José Mª Hermoso.