Mañana viernes 1 de Junio a las 20:30 horas en la
Catedral de Jerez, tendrá lugar un concierto de órgano y orquesta a cargo de D.
Ángel Hortas Rodríguez -Pascual, organista del templo catedralicio. Dicho
concierto se encuentra dentro del “III ciclo de conciertos de órgano en torno a
la festividad de Corpus Christi”.
Ángel Hortas, reconocido organista a nivel
internacional, interpretará un variado repertorio dedicado a Bach y a Handel. De
esta forma el público podrá disfrutar de obras como la sinfonía de la cantata
188 del cantor de Leipzig o dos de los conciertos para órgano y orquesta de
Handel. Sin duda una excelente oportunidad para disfrutar de un extraordinario
concierto.
BIENVENIDA:
"No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser siempre niños " Marco Tulio Cicerón.
Este blog nace con la intención de difundir en la red la historía de Sanlúcar de Barrameda. Se pretende que esta página sea una herramienta más para conocer la historía local aportando articulos y noticias relacionadas con la historia y la cultura sobre Sanlúcar y su provincia.
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miércoles, 30 de mayo de 2018
domingo, 20 de mayo de 2018
El orden más antiguo de las hermandades del Rocío. Julio Mayo.
Sanlúcar de Barrameda era la
primera hermandad
A inicios del siglo
XVIII, únicamente peregrinaban a la aldea cinco hermandades, al margen de la de
Almonte, aunque este dato no hemos podido contrastarlo documentalmente hasta
hace relativo poco tiempo. Han sido muy escasos los detalles que habían
trascendido sobre la romería durante los años del barroco, en los
que el gran fervor de la religiosidad popular consiguió alzar la fama milagrosa
de la Virgen del Rocío. Nunca habíamos tenido noticias del acuerdo que la
hermandad de Almonte fue capaz de consensuar, junto a las demás participantes, en
el propio santuario con el fin de evitar ciertos desórdenes e incorrecciones que
se registraban en la función y procesión de la Virgen. Ni tan siquiera se había
sospechado que las hermandades terminarían fijando el orden de preeminencia por
el que regir el turno de los relevos para coger las andas de la imagen,
realizar sus danzas y tirar los cohetes y fuegos de artificio. Lo sabemos hoy
gracias a una información realmente excepcional, cuyo contenido cambia la
historia de la romería que venía contándose hasta ahora. Se trata de la copia
de un acuerdo que se hallaba anotado, literalmente, en un pleito que mantuvo la
hermandad de Pilas contra la de Villamanrique, entre 1766 y 1767.
El 4 de junio de
1724, la de Almonte reunió en la ermita marismeña, en plenas vísperas de la
romería, a las hermandades de otros pueblos que acudían al Rocío. A la sesión
asistieron representantes del ayuntamiento almonteño, como patrono de la ermita,
más los hermanos mayores de cada hermandad. Al parecer, venían sucediéndose
continuadas ausencias de hermandades a la romería, razón por la que, año tras
año, estaba modificándose el orden del evento. Este documento inmortaliza el
puesto que ocupaba entonces cada hermandad. Después de la de Almonte, cogía el
paso de la Virgen en las puertas de la ermita la de Sanlúcar de Barrameda, y, a
continuación, Villamanrique, Pilas, la Palma del Condado y Moguer. Y a la
entrada, la primera que acogía la imagen era la última hasta que la de Sanlúcar
de Barrameda les entregaba el relevo a los almonteños. En aquel periodo
concreto del siglo XVIII, eran cinco las filiales que acudían. Constaba
asentado así en un libro de actas de la hermandad de Almonte, con más de 286
hojas, que hoy ya no existe desafortunadamente, con la relación de todos los
asistentes a aquella histórica reunión, y las firmas de quienes suscribieron el
documento, conformes con todo lo acordado.
Severa medida de
corrección
La hermandad de Almonte pretendió revestir de seriedad un acontecimiento
religioso en el que se daban cita los vecinos de pueblos de la comarca. La
falta de asistencia al acto de alguna que otra hermandad, de un modo reiterado,
obligó a los almonteños a tener que adoptar una medida poco flexible, como
autoridad máxima en la regencia de la romería. El desorden que ya existía en
ocasiones, lo pone de manifiesto el acuerdo al que hacemos referencia. Este
expresa que «algunos años suelen faltar en este Santuario algunas hermandades
de las recibidas». De modo conjunto, tanto Almonte como las demás hermandades pactaron
que «toda aquella hermandad que faltase uno o dos años, perdiese su antigüedad
y la tomase la que se seguía». Es decir, que ni la que faltase un año, sin una justificación
bien argumentada, mantendría su puesto. La que incumpliera, pasaría a ocupar el
último lugar del orden estipulado para participar en la función y procesión de
la imagen.
Pero a
pesar de la advertencia, hubo una hermandad que faltó luego a la romería algunas
veces más, desde el día en el que se estableció el acuerdo mancomunado. Nos
referimos a Sanlúcar de Barrameda. Por lo menos lo hizo hasta en dos ocasiones.
Concretamente, entre los años transcurridos desde 1725 a 1757, pues en las
Reglas editadas por la hermandad de Almonte, en 1758, figura en un lugar bastante
retrasado, después de haber sido destituida del puesto privilegiado que le
correspondía (la fecha de fundación era uno de los criterios esenciales para
establecer el número de orden dentro de la romería). De este modo, Sanlúcar de
Barrameda perdió el primer sitio en detrimento de Villamanrique, que pasó a
ocupar el primero. Por la información que nos brinda las reglas de 1758,
sabemos que Sanlúcar de Barrameda no pasó a ser la quinta, sino al sexto lugar,
entre las de Rota y El Puerto de Santa María, porque se habían incorporado
otras hermandades más.
En
el año 1766, la hermandad del Rocío de Pilas consiguió que la autoridad
eclesiástica le aprobase sus reglas. Sabedora de que Sanlúcar de Barrameda había
perdido definitivamente su sitio, trató entonces de hacerse con él, al saber
que la hermandad de Villamanrique no se hallaba canónicamente constituida dentro
de la demarcación eclesiástica sevillana. Pertenecía a la jurisdicción de San
Marcos de León. Por este motivo, ambas hermandades sostuvieron un enfrentamiento
judicial, cuyos autos se conservan en el Archivo del Arzobispado de Sevilla.
Rituales de la procesión
Antes de la procesión, las
hermandades decían sus misas dentro de la ermita, de modo simultáneo, en los
cinco altares que hubo antaño. La devota imagen de Nuestra Señora del Rocío era
entregada por el capellán a miembros del ayuntamiento de Almonte, como patrono
del templo, y así se iniciaba la procesión. De manos de la corporación
municipal, el paso llegaba hasta la hermandad de Almonte, que la entregaba a la
primera hermandad. Al recibirla cada pueblo, sus cofrades rocieros efectuaban
unos bailes delante de la imagen. Acto seguido, lanzaban cohetes. ¿Hay algo más
rociero que un cohete? Al regreso de la Virgen, se realizaba todo este
protocolo de modo inverso. Tras la entrada de la imagen, se celebraba la
función solemne. Es muy probable que la flauta y el tamboril, tan unidos a la
fiesta hoy, formasen ya parte también del rico folclore que describen los
documentos. Y el atuendo suponemos que se asemejaría, en algunas prendas, al
ropaje que exhiben los romeros y romeras en los grabados de la romería del
siglo XIX, y las fotografías más antiguas que se conservan de esta fiesta. La
realidad de la fe rociera nos enseña también la historia de sus costumbres, el
arraigo del baile rociero en las arenas, al lado de un Simpecado, o frente a la
Virgen del Rocío, como antiquísimo rasgo identitario de esta riquísima
manifestación religiosa y cultural.
JULIO
MAYO ES HISTORIADOR
Publicado en Abc –Pasión en Sevilla el 20 de mayo de 2018. Cedido
por el autor para Sanlucarcontemporanea@blogspot.com
*http://sevilla.abc.es/pasionensevilla/actualidad/noticias/orden-mas-antiguo-las-hermandades-del-rocio-129041-1526819195.html
Rafael Mendicuti Surga (1814-1860?): un sanluqueño junto al general Espartero.
En Agosto de 1845 la
prensa nacional se hacía eco del arresto del brigadier de caballería Rafael Mendicuti
Surga, que sería desterrado desde Sanlúcar a la población sevillana del Arahal.
Dicha medida dictada por el gobierno del general Ramón María Narváez, estaba
dentro de la política represora contra los líderes del prófugo partido
progresista; no en balde, Mendicuti había sido durante muchos años el hombre de
confianza del general Baldomero Espartero, héroe de las guerras carlistas y
regente del reino de España.
Cuando tratamos de
celebridades señeras de la historia de Sanlúcar, el siglo XIX parece casi
huérfano de grandes nombres que aún lejos de su ciudad de origen, destacaron en
los acontecimientos más importantes de la nación. Una de esas figuras, hoy olvidada,
fue sin duda Rafael Mendicuti Surga, nacido en Sanlúcar de Barrameda en 1814 y
que en el desempeño de la carrera militar, fue testigo de sucesos como el motín
de los Sargentos de La Granja, o el llamado abrazo
de Vergara que dio fin a las guerras Carlistas.
El militar sanluqueño
nacería un 15 de Abril, siendo hijo de José Mendicuti[1]
natural de las Cabezas de San Juan y Luisa de Surga y Cortés[2].
Del mismo matrimonio nacería su hermano José en 1830, el cual desempeñó
diversos cargos públicos en Sanlúcar como miembro de partido progresista.
Rafael después de comenzar los estudios en Sevilla de derecho y filosofía y
desoyendo los consejos de su madre[3], ingresó
en 1832 en el Real cuerpo de guardia marchándose a Madrid.
Después de pasar dos
años en la capital, en 1834 su escuadrón fue destinado a Burgos con la misión
de capturar al antiguo guerrillero conocido como el “Cura Merino” que a principio de la década de 1830 se había unido a las filas
carlistas. Durante este servicio se le ascendió a cadete destinándosele nuevamente
a la capital del reino aún a pesar de solicitar permanecer en la campaña.
El
motín de los Sargentos de la Granja. (1836)
El denominado motín de
los sargentos de la Granja, ocurrido en Agosto de 1836, fue sin duda uno de los
sucesos más importantes dentro del periodo de la regencia de la Reina María
Cristina, esposa de Fernando VII. Los acontecimientos se desencadenaron la tras
la destitución en mayo del presidente del gobierno Juan Álvarez Mendizabal,
líder de los liberales progresistas. Con un malestar creciente con la corona
dentro de la facción política, aprovechando la estancia de la reina en el
Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, un grupo de sargentos se sublevaron
pidiendo la restitución de la Constitución de 1812. Debido a que los oficiales
de alto rango se encontraban ausentes al haber asistido a una función de
ópera, parte de los soldados dirigieron
su ira contra sus compañeros que no se
habían unido a la revuelta entre los que se encontraba el propio Mendicuti.
Este, acantonado en su cuartel y viendo el cariz de los acontecimientos, ordenó
a su escuadrón de caballería formar en el patio y esperar impasibles al regreso
de los mandos. Al cabo de varias horas y tras negarse a facilitar caballos a
los amotinados, llegó la noticia de que
debía jurar acatar la constitución de Cádiz y como premio a su lealtad, ese mismo
día fue ascendido a sargento. Sin embargo, para sorpresa de muchos el sanluqueño
rechazó el ascenso, alegando que se debía más a causas políticas que a sus
méritos en el ejército.
Las
guerras carlistas y la regencia. Su vinculación con general Espartero.
(1837-1843)
En Junio de 1837 tras
el recrudecimiento del conflicto contra los partidarios de Carlos María Isidro, fue requerido por el general
Baldomero Espartero para que le asistiera como su ayudante de campo. Durante
los dos años siguientes, Rafael Mendicuti intervino con el rango de capitán de
húsares en las principales batallas del
norte de España, destacando su participación en el sitio de Peñacerrada.( País
Vasco)
En dicha plaza se había
acantonado los carlistas sin voluntad de rendirse, con la amenaza de Espartero
de bombardear la fortaleza si no cesaban en su decisión. Después de mandar el
general hasta tres emisarios a los sitiados, el sanluqueño se ofreció para un
desesperado intento de evitar una masacre, lo cual consiguió tomándose el
castillo con pocas bajas por ambas partes. En recompensa, Espartero reconoció
la labor de su subalterno otorgándole una cruz forjada con el bronce de los
cañones tomados al enemigo y recomendándole
además para desempeñar un cargo en el gobierno, favor al que renunció Mendicuti prefiriendo seguir en la
campaña.
Con la guerra inclinada
a favor de las tropas del gobierno de Madrid , en Agosto de 1839 se firmaría el
llamado pacto de Vergara entre
Espartero y el general carlista Maroto
que terminaría con la guerra. Durante las semanas que duró las negociaciones
secretas, el militar sanluqueño participó como hombre de confianza del duque de
la Victoria siendo uno de los pocos testigos del acuerdo entre los dos
militares. Al año siguiente fue ascendido a teniente coronel, sin embargo su
prueba de fuego llegó en 1840. En ese
año el enfrentamiento entre los grupos progresistas y moderados llegó al propio
ejército y de este a la población. Así durante la estancia de la reina María
Cristina en Barcelona, esta se negó a aprobar las leyes progresistas que Espartero
había presentado. Con esta la negativa,
las capas populares junto con una parte de las tropas de la ciudad se
levantaron contra la corona, manteniendo el sanluqueño su guarnición acuarteladas
para evitar el amotinamiento.
Es de reseñar que aunque Mendicuti militó
en las filas progresistas, sus opiniones no coincidían plenamente con las del
líder del partido. Así cuando regresó a Madrid ese mismo año, su relación con
los partidarios del ´duque de la Victoria se había vuelto distante. Con un
clima político cada vez más complicado y a pesar de las discrepancias con el regente, mantuvo su fidelidad personal
a quien había sido su mando. De esta forma cuando en Octubre de 1841 tuvo noticias del golpe que estaba preparando
el general Concha contra Espartero,
corrió a casa del regente para advertirlo y acto seguido, se presentó en el
cuartel del regimiento de Soria para al
frente de estos cargar contra los insurrectos. Como premio a este nuevo acto de
fidelidad que le supuso el ascenso al grado de coronel del que no disfrutaría hasta casi una década después.
Los
años de exilio y represión :( 1843-1847)
En Junio de 1843, los
generales y líderes del partido moderado Ramón María Narváez, Manuel Gutiérrez
de la Concha y Francisco Serrano regresarían a España procedentes de Francia
para derrocar al regente Espartero. La batalla entre las tropas leales a la reina
María Cristina tendría lugar cerca de Torrejón de Ardóz, donde parte de
los soldados del ejercito esparteristas desertaron a las filas moderadas consumándose la caída de la regencia del duque
de la Victoria. Sabiéndose perseguido por los moderados, Mendicuti se dispuso a huir disfrazado a Cádiz donde
pensaba que podría encontrarse oculto el propio Espartero. A su paso por
Bailén, fue detenido por las tropas del
gobierno de Narváez, que lo llevaron preso a Granada, donde permaneció
encarcelado casi un mes en la Alhambra. Después de ser liberado, retomó su
marcha a Cádiz, pero al llegar a la ciudad supo como el militar hacía varias
semanas que había embarcado en
El Puerto de Santa María rumbo a Inglaterra.
Teniendo en cuenta el
clima de represión contra los progresistas, el sanluqueño embarcó en el vapor
británico Malabar anclado frente a
Rota, para marcharse a Inglaterra donde permanecería casi un año. A finales de
1844 regresaría a España pensando que el gobierno no tendría ninguna causa
penal contra él, sin embargo nada más llegar a Madrid fue detenido y
encarcelado durante cuatro meses siendo degradado además de su rango militar.
Al salir de la cárcel decidió regresar a Sanlúcar, no sin antes intentar
socorrer con sus ingresos a otros compañeros de filas[4].
A mediados de 1845,
Rafael Mendicuti regresó a su pueblo pensado que el gobierno moderado cesaría en
su persecución al alejarse de la corte. Pero como suele ocurrir, la inquina y
el rencor de los vencedores contra los derrotados tarda mucho en desaparecer.
En Agosto la prensa se hacía eco de la orden del gobierno de desterrar al
sanluqueño al pueblo sevillano del Arahal[5]. Curiosamente,
Mendicuti, durante sus estancia en Sanlúcar se alejaría de cualquier actividad
política, solo apareciendo en la prensa como uno de los promotores de las
primeras carreras de caballos[6]
[7] ostentando
el título de secretario de la recién creada Sociedad de Carreras de caballos.
El
regreso a la vida pública. (1852-1857)
Después de varios años
de persecución y con una hacienda mermada por los avatares de la época, Rafael
Mendicuti regresaría a la política para desempeñar una comisión a las órdenes
de su compañero Joaquín Armero que ostentaba el cargo de Capitán general de
Extremadura. Terminado este servicio, dos años después fue designado por el
ministro de guerra general D. Anselmo Blaser como comisionado a Andalucía
pudiendo establecerse en Sanlúcar. Su vinculación al progresismo dio por fin un
justo reconocimiento cuando durante el bienio progresista (1854.1856) fue
elegido como diputado por Cádiz en las cortes generales,[8]
siendo además nombrado por el nuevo
gobierno de Espartero para el cargo de
gobernador militar de Huelva. Pero como venía siendo costumbre en el
sanluqueño, prefirió renunciar al nombramiento sabiendo que este se debía más
al interés político que al reconocimiento de sus méritos dentro del ejército.
Con la caída nuevamente
del progresismo, Mendicuti se retiró definitivamente a Sanlúcar con el título
de brigadier de caballería, recibiendo además en 1857 la cruz de San
Hermenegildo la cual aceptó por
significar un galardón militar por su carrera. Sobre los últimos años de su
vida en la villa sanluqueña poco se sabe ,incluida la fecha de su muerte. Si
bien es cierto, que en la década de 1860 parece desaparecer toda noticia sobre él
exceptuando su integración dentro de la Sociedad de carreras de caballos de Sanlúcar[9].
En la vida política, recogió el testigo su hermano José como uno de los líderes
del partido progresista y que tomaría parte en la revolución de 1868 en la
villa.
Sin duda la figura de Mendicuti
Surga sería merecedora de una monografía que analizara tanto su figura como su
destacada participación en la política de su tiempo. Su relación personal con el general Espartero y los
principales líderes políticos del periodo isabelino lo hacen ser uno de los
personajes más relevantes de la Sanlúcar del S. XIX.
José Mª Hermoso Rivero.
[1] Climent Buzón, Narciso , Historia social de Sanlúcar de Barrameda.
Vol. VI. En los tiempos de Rubio Contreras. ( 1868-1902) Ed. ASEHA. Santa
Teresa Industrias gráficas. Pág, 28
[2] CARO
CANCELA, Diego ( DIR.). Diccionario biográfico de
parlamentarios de Andalucía ( 1808-1869) E.D.
Centro de estudios Andaluces Consejería de Presidencia. Sevilla 2012. Pág. 212. Ed
[3]
San Miguel, Evaristo, (
Prol) Estado Mayor General del Ejército Español. historia
individual de su cuadro, formada con las biografías de los que más se han
distinguido e ilustrada con los retratos de cuerpo entero : redactada con la
aprobación de S.M. / Sección de Brigadieres . Imprenta de Pedro Montero. Madrid. 1852.
[6] GARCÍA RODRÍGUEZ José Carlos, Las carreras de caballos de Sanlúcar de
Barrameda (1845-1995) Ed. Sociedad de Carreras de Caballos de Sanlúcar de
Barrameda. Imprime Santa Teresa Industrias gráficas. Sanlúcar 1995.Pág.49
[8] San Miguel, Evaristo, ( Prol) Estado
Mayor General del Ejército Español. historia individual de su cuadro, formada
con las biografías
miércoles, 16 de mayo de 2018
" Dolor, madera y barro" se presentará el 16 de Junio.
El sábado16 de Junio a las 20:30 horas en Bodegas
Hidalgo La Gitana, tendrá lugar la presentación de la nueva novela del escritor
sanluqueño Juan José García Rodríguez, Dolor,
madera y Barro. Triología barroca ( Círculo Rojo 2018). En dicho libro, el segundo de García Rodríguez,
el autor analiza la personalidad y la
obra de tres grandes artistas del S. XVII , Caravagio Artemisa Gentileschi y La
Roldana. Sin duda una novela que va más allá de la historia del arte.
Se publica una nueva edición de " Excidio" de Manuel Barbadillo.
La librería sanluqueña FÓRUM LIBROS acaba de publicar su
segundo trabajo editorial tras el éxito cosechado con su anterior libro “La
Bruja de Sanlúcar”, publicado el
pasado año y que ha agotado ya su segunda edición. En esta ocasión se trata de la edición de “EXCIDIO”, la crónica de Manuel Barbadillo, escrita en forma de
diario, sobre los dramáticos sucesos de la Guerra Civil en Sanlúcar de
Barrameda.
“Excidio. Diario de la guerra civil en
Sanlúcar de Barrameda” probablemente
sea el único libro que jamás hubiese
deseado escribir Manuel Barbadillo, de hecho, nunca quiso publicarlo y, cuando
lo permitió, fue guardando el anonimato de su autoría y muy corregido. Sin
embargo, curiosa ironía, de toda su extensa obra literaria es la única que le
ha sobrevivido y ha sido la fuente de todas las investigaciones y toda la
literatura posterior sobre la guerra civil en Sanlúcar de Barrameda.
A Don Manuel Barbadillo Rodríguez, más que por
su labor empresarial, le hubiese gustado pasar a la historia por su amplia obra
literaria. Fue un erudito que dedicó su vida a su gran pasión: Sanlúcar de
Barrameda. Recopilaba compulsivamente todo lo que encontraba sobre Sanlúcar,
investigó hasta la más mínima curiosidad histórica relacionada con nuestra
ciudad y publicó, a sus expensas, la mayor parte de sus trabajos con el
convencimiento de estar preservando para las futuras generaciones de
sanluqueños un patrimonio común basado en sus vivencias y en documentos a los
que solo él, gracias a su posición social, podía tener acceso y que de otra
forma hubiesen caído en el olvido. Así, cuando el 18 de julio de 1936 tuvo
conocimiento del alzamiento del ejército en África, fue perfectamente
consciente del momento histórico que le había tocado vivir y, acostumbrado a rastrear en fuentes
directas para sus investigaciones históricas, debió sentirse obligado a dejar
constancia de todo lo que sucedía en esos trágicos meses iniciales de la guerra
civil. Su privilegiada posición, tanto por sus estrechas relaciones con las
nuevas autoridades, como por su contacto diario con los trabajadores de sus
bodegas, situadas en el Barrio Alto, junto a un Castillo de Santiago convertido
en el escenario dramático de unos sucesos que contempló personalmente, le
convertían en el notario perfecto de lo sucedido en aquellos fatídicos días.
Como escribe Caballero Bonald para la portada
del libro, Excidio es “Un minucioso e implacable recuento de la
vida sanluqueña tras la sublevación militar del 36. La terrible crónica
local de la guerra civil contada, día a día, por un testigo de excepción”.
Con esta edición, realizada meticulosamente sobre el
manuscrito original, FÓRUM LIBROS ha querido hacer una edición definitiva de los diarios de Manuel Barbadillo sobre la guerra civil en
Sanlúcar de Barrameda, una edición
anotada, ilustrada y prologada de esta obra fundamental para la Historia de
Sanlúcar de Barrameda. El prólogo ha sido elaborado por el historiador
sanluqueño Salvador Daza Palacios y
cuenta, además, con una introducción del periodista y escritor Wayne
Jamison sobre un aspecto al que no se le había prestado atención hasta
ahora, como es el de la enorme importancia estratégica que tuvo Sanlúcar, como
antepuerto de Sevilla, en el éxito inicial de la sublevación militar del 18 de
julio de 1936.
Esta edición cuenta con el patrocinio de la Excma. Diputación Provincial de Cádiz.
Nota de prensa.: Libreria Fórum
viernes, 11 de mayo de 2018
Luis Parejo impartirá una conferencia en los" Encuentros con el V centenario"
El próximo miércoles 23
de Mayo a las 20:00 horas en el Hotel los Helechos , tendrá lugar la
conferencia “Sanlúcar de Barrameda a
través de los
mapas y cartas náuticas S. XV_XVI
“ a cargo del historiador Luis Parejo Fernández. Dicho acto se encuentra
dentro del Ciclo de encuentros con el V centenario, organizado por el
Ayuntamiento de Sanlúcar junto con la asociación Luis de Eguilaz.
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