Decía Fleming, que un hallazgo suele aparecer cuando no lo estás buscando. Esta cita podría aplicarse perfectamente al descubrimiento de un joven jerezano muerto en la guerra civil, y cuyos restos fueron sepultados en la cripta del Valle de los Caídos.
Dicho
descubrimiento ha sido realizado en el curso de la investigación sobre la
represión franquista en la zona de la provincia de Cádiz. Este trabajo, cuyo
germen fue la aparición de la única foto existente de los presos republicanos encerrados
durante la guerra civil en el castillo de Sanlúcar, fue presentado el pasado
verano en los Cursos de verano de la Universidad de Cádiz[1].
Todo
comenzó cuando a raíz de nuestra investigación, encontramos la mención sobre un
tal Manuel Rodríguez García[2]. Dicha persona, natural de
Sanlúcar y que según su expediente estuvo internado en el campo de
concentración de la plaza de toros de Alicante, al finalizar la guerra fue
requerido por los tribunales de Justicia de la ciudad de Cádiz. El problema al
que nos enfrentamos era que, al ser un nombre demasiado común, resultaba muy
difícil dar con su paradero sin poseer más datos de edad ni de su posible
destino.
Así,
cotejando diferentes listados, encontramos en la base de datos de la Basílica
del Valle de los Caídos, una persona con el mismo nombre, cuyos restos según la
ficha del Ministerio del Interior, había sido exhumados de una fosa común del
cementerio de San José de Cádiz a finales de la década de 1950. Ambos éramos
conocedores, gracias a los artículos del periodista Tano Ramos, que los restos
de 45 gaditanos habían sido trasladados al mausoleo franquista, con una breve
mención a Rodríguez García[3]. Así con estos datos, indagamos
en el archivo del cementerio gaditano y el Registro civil, descubriendo que la
única persona fallecida con ese nombre entre 1936 y 1944 en Cádiz correspondía a
un sanluqueño de 53 años que había muerto en el Hospital de Mora el 21 de Julio
de 1936 a consecuencia de una gangrena pulmonar. Esta persona según la documentación
fue inhumada en el cementerio de San José[4], aunque no existía referencia
sobre su posterior traslado. Sin embargo, por la fecha era imposible que dicha
persona hubiera podido estar preso en Alicante. ¿De quién era entonces los
restos depositados en el columbario del Valle de los Caídos? Lo más
sorprendente, es que, en la propia documentación del antiguo cementerio
gaditano, no se tenía referencias de la apertura de ninguna fosa y menos que
los restos hubieran sido trasladados a Cuelgamuros.
Para
complicar aún más el enigma, encontramos en el Archivo provincial de Tarragona
a otro Manuel Rodríguez García, natural de Sanlúcar de 24 años que había sido
preso en la cárcel de Reus en octubre de 1939[5]. Todo parecía llevar a un
callejón sin salida. Así después de casi tres meses de correos semanales al
Archivo de la Basílica de San Lorenzo del Escorial, donde se custodian el
registro de inhumaciones, sin que nadie contestara, una mañana recibimos una
llamada. Con los datos suministrados, los técnicos del Archivo tenían
documentado que los restos de Manuel Rodríguez García, correspondían a un joven
jerezano de 17 años muerto a causa de la guerra- según el registro- cuyos
restos fueron depositados en la cripta nº 10.156 lado izquierdo en
1967[6].
El
traslado de los restos al Valle de los caídos.
Según
el estudio de Daniel Sueiro[7], el proyecto de convertir
la basílica de Cuelgamuros en un grandioso columbario se inició en 1940,
sin embargo, la negativa de muchas familias a trasladar los restos de sus
familiares al panteón obligó a las autoridades franquistas a buscar los cuerpos
en fosas comunes repartidas por todo el país. De esta forma la doctora de la
Universidad de Barcelona Queralt Solé i Barjau[8], documentó como durante casi
20 años el traslado de restos a la basílica fue constante. El procedimiento se
basaba en la búsqueda de información en diferentes localidades, sobre la existencia
de fosas comunes, para luego de manera cuasi clandestina, trasladar los restos
de manera desordenada en camiones militares a Madrid. De esta forma según las
propias autoridades del Valle, el número de cuerpos ascendería a los 33.847, de
los cuales unas 12.000 estarían aún sin identificar. Esto sin duda convierte a
la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los caídos, en la mayor fosa común
del franquismo.
Volviendo
a la historia del jerezano, sorprendidos por el hallazgo, pretendíamos saber quién
fue realmente Manuel Rodríguez García y como había terminado en la cripta de la
basílica. De esta forma, después de indagar en diferentes archivos, encontramos
parte de su historia en el Registro civil de su ciudad de origen[9].
Manuel
Rodríguez García hijo de María y de padre desconocido, había nacido en Jerez el
5 de mayo de 1926[10], según la documentación
del Valle, era jornalero[11], pero en su partida de
Defunción se mencionaba como aprendiz. De estado civil soltero, se había
integrado como tantos jóvenes a la Falange española. En el mes de Julio de
1937, el jerezano se encontraba destacado en la zona de Villafranca del
Castillo, donde tendría lugar la famosa batalla de Brunete[12]. Es posible pensar que
Rodríguez García formaba parte del grupo de falangistas voluntarios de Sevilla,
que estaban acantonados en la fortaleza de la población. Así entre los días 25
y 28 de julio las tropas franquistas atacaron en masa para romper las líneas
republicanas situadas al sur de Brunete. Posiblemente, el jerezano encontraría
la muerte en esta ofensiva el día 28 con 17 años Parece que el cuerpo fue
trasladado al cementerio municipal de Jerez, aunque oficialmente no se
inscribió su muerte hasta febrero de 1938, siendo certificada por el juez
Salvador Rivero y Pastor.
La
historia de Manuel Rodríguez nos demuestra el desconocimiento que aún tenemos
sobre el origen de los restos que engrosaron la cripta funeraria del monumento
franquista, y que quizás nunca conozcamos del todo. Al fin y al cabo, el
descubrimiento de la identidad del jerezano nos acerca un poco más a la
tragedia que sufrieron miles de personas anónimas de ambos bandos.
José
Mª Hermoso Rivero
Rafael
Montaño García.
[1]
Un avance de este trabajo se
presentó en los cursos de verano de la UCA “La guerra ha terminado. Nuevos
enfoques y estudios 80 años después (1939-2019)” con la conferencia “El
castillo de Santiago de Sanlúcar. Nuevas aportaciones documentales sobre la represión
franquista en la provincia de Cádiz”. Viernes 5 julio 2019. https://celama.uca.es/70cvc/seminarios/b11
[2]. (A.M.S.B) Informes de Conducta
emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.
[3] Diario
de Cádiz. “ Desde Cádiz al Valle de los Caídos”. Domingo 14 de Octubre 2018.
[4] Archivo del Registro Civil de
Cádiz. Libro defunciones 1936. Fol. 424. Nº 226
[5] Archivo Provincial de Tarragona. Expediente Carcelario. Manuel Rodríguez
García.1939.
[6] Archivo del Patronato
de la Santa Cruz del
Valle de los Caídos. Nuestro agradecimiento al personal del Archivo.
[7] Suiero, Daniel La verdadera
historia del Valle de los caídos. Sedmay Ediciones. Barcelona 1976. pp
106-108
[8] Queralt Solé i Barjau, Xavi López
Soler, “El Valle de los Caídos como estrategia pétrea para la pervivencia del
franquismo”
Kamchatka: revista de análisis cultural, ISSN 2340-1869, Nº. 13, 2019 (Ejemplar
dedicado a: Topografías de la memoria: de usos y costumbres en los espacios de
violencia en el nuevo milenio), págs. 299-317
[9] Archivo del Registro civil de
Jerez de la Frontera. Libro defunción. 1938. Nº 115. Fol. 326
[10] La edad que aparece en el registro
del Archivo del Patronato de la Santa Cruz del Valle de los
Caídos, debe ser un error, ya que con esa fecha de nacimiento hubiera muerto
con 11 años, sin embargo, en la partida de Defunción aparece con 17 años por lo
que habría nacido en 1920.
[11] En la partida de Defunción aparece
como aprendiz.
[12] Hugh, Thomas. La guerra civil
española. Círculo de lectores. Barcelona. 1976. pp 711-
770
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