jueves, 5 de marzo de 2020

Un «Topo» en la Sanlúcar de la guerra civil. El caso de Manuel Ureña (1936-1939)

 

A raíz de la película dirigida por Jon Garaño La trinchera infinita, el terrible padecimiento de las personas ocultas durante la guerra civil y que fueron denominados «topos», ha saltado nuevamente a la luz. Muchos de estos represaliado por la dictadura fueron dados por muertos para el común de la sociedad, o en el peor de los casos delatados por algún vecino.

Fruto de nuestro trabajo sobre la guerra civil en Sanlúcar, el cual venimos desarrollando desde hace dos años y que se presentó el pasado mes de julio en la Universidad de Cádiz[1], traemos a colación la historia de Manuel Ureña Cabrera. Un destacado anarquista que fue perseguido por las autoridades fascistas y tuvo que permanecer oculto en su casa hasta su detención.

El comienzo de la represión franquista en Sanlúcar (Julio 1936)

Sanlúcar de Barrameda, ciudad marinera y agrícola, fue uno de los puntos, más calientes del movimiento anarquista de la provincia, siendo históricamente enclave de las ideas libertarias desde mediados del siglo XIX. Véase como ejemplo el movimiento cantonal o sindical ya establecido. En sus calles, en sus campos y en sus centros de trabajo, la C.N.T. formaba el núcleo activo y corporativo en todos y cada uno de ellos, llegando a tener en diversos sindicatos asociados más de mil afiliados. De entre esa masa social, encontramos nombres y personalidades de diversa índole, trabajadores de clase y luchadores incansables aferrados a la idea de la emancipación de la clase trabajadora. Una clase obrera pisoteada y explotada por los núcleos burgueses que se establecieron en esta Andalucia, bajo el calor de la agricultura, la ganadería y la bodega, que florecieron al calor de las diversas desamortizaciones realizadas en el siglo XIX.

 

Sabemos que tras la noticia de la insurrección del ejercito el 18 de Julio de 1936, el ayuntamiento socialista de Bienvenido Chamorro, se decidió a adoptar las primeras medidas de defensa[2] contra la sublevación. De esta forma, los miembros de la C.N.T armados con escopetas, asaltaron diversos establecimientos como El Sport, la ferretería El candado y el monte de Piedad sustrayendo tanto las armas como las municiones[3]. Así como describe Manuel Barbadillo, un grupo de anarquistas se dispuso a cortar las carreteras de entrada a la población. Aún con estos preparativos, al día siguiente con los primeros indicios de la llegada de los camiones de los regulares[4] enviados desde Jerez por el comandante Salvador Arizón[5], los anarquistas locales huyeron presa del terror que infundían los famosos moros. De esta forma, el día 19 un primer destacamento de soldados rebeldes tomó el ayuntamiento proclamando al militar Antonio de León y Manjón comandante militar de la ciudad.

Con la ciudad tomada por las tropas rebeldes, el día 21, animados por el Cabo de carabineros José Canalejos acompañado por Manuel Rodríguez González apodado Santero mayor[6] junto con su hermano Rafael y José Riscart Brun[7] se decidieron a hacer frente a los Regulares. Teniendo noticias del resurgir de la revuelta, los guardias civiles y los carabineros se enfrentaron a Canalejos y a su grupo que se  refugiaron en una casa de la calle Barrameda. Los anarquistas y el militar viendo que no tenía escapatoria, huyeron por los campos de la zona.[8]

Así otro grupo de anarquistas, animados por la acción de Canalejos, decidieron volver a hacer frente a los golpistas, enfrentándose a estos en la calle Ganado. Ante la noticia de una nueva insurrección un destacamento de soldados indígenas fue tiroteados desde la azotea de una vivienda de la dicha calle, a lo que los rebeldes respondieron entrando en una de las casas y asesinando a tres miembros de una familia que no tenían nada que ver con los internacionalistas[9].

Después de esta matanza, el terror se extendió por toda la ciudad provocando la huida de gran parte de la población que buscaron refugio tanto en los campos colindantes como en el coto de Doñana.

La huida de Manuel Ureña.

Entre los huidos aquellos días estaba Manuel Ureña Cabrera,[10] persona culta, de calado intelectual e influyente entre los miembros del anarquismo local. Valga como ejemplo, las propias palabras del Comandante militar de la plaza Antonio López, tras el encarcelamiento de Ureña en el castillo de Santiago: « Se dedica a leer la prensa permitida a los demás reclusos de los cuales, los primeros que tienen antecedentes políticos, dedican una especie de referente atención al primero, lo que corrobora la indudable influencia que siempre ha ejercido sobre ellos[11]»

Su conciencia de clase trabajadora y sus ideas ácratas, le convirtieron en vehículo trasmisor de los principios internacionalistas asociados a la acción directa y la solidaridad obrera. Ureña  comenzó   siendo vicepresidente exterior de la Sociedad de Trabajadores del campo La Sembradora que con más de 1.550 afiliadosentre el 2 de diciembre y el 30de mismo mes de 1932, siendo a partir de esa fecha secretario 2º hasta el 17 de enero de 1936, donde desarrolló también funciones de delegado de trabajo destacando por ser un activo propagandista[12].

Ureña sabia que tras años de lucha en el campo y en la calle, de huelgas y mítines, ahora con una derecha fortalecida tras el golpe militar, su nombre estaría en la lista de los más buscados por los fascistas. Así que al anarquista no le quedó más remedio que huir a la campiña para ocultarse durante algún tiempo. Conocedor del campo y sus entresijos, supo sobrevivir escondido durante algunos meses.

Tras un tiempo en condiciones sumamente difíciles, decidió regresar en diciembre de 1936 a su vivienda en la calle Santa Brígida nº 11 . Esta era la común casa de vecinos donde vivía con sus padres. El momento de regreso no fue al azar, pues siguiendo la cronología de la represión en Sanlúcar en ese año de 1936, escogió el mes donde la represión más virulenta de los meses de agosto y septiembre ya había pasado. La brutal represión arrojó un saldo de asesinatos de los principales miembros políticos y sindicales del Frente popular local.

Sabemos por la documentación, que con anterioridad al golpe militar el anarquista se encontraba como casero en la finca «Callejuela», propiedad del hacendado vecino Manuel Lagares Amate. Dicho empresario bodeguero, era dueño del Hotel Lagares, siendo uno de los más destacados contribuyentes del sector vitivinícola a finales de la década de los 20[13].  Dicho empresario, solía manifestar sus quejas a las autoridades por las molestias que le ocasionaba su empleado Manuel Ureña con sus exigencias laborales[14].

Con Ureña desaparecido, la maquinaria de extorsión y persecución de Falange española se puso en marcha intentando dar con el fugado. Encontraron un primer informador en la persona de Antonio Lagares, el cual declaró a las autoridades de Sanlúcar que sospechaba que el prófugo podía haberse ocultado en la misma finca propiedad de su hermano Manuel. A pesar de esto y tras los diversos registros llevados a cabo por patrullas de falangistas al mando del jefe de centuria José Ruiz de Somavia[15], nunca llegaron a dar con el fugitivo. Añadiendo también el informante lo siguiente: « Es persona muy adicta a la C.N.T y gran propagador del comunismo libertario, pasado entre los obreros por instruido y culto, toman parte de las reuniones del gremio en las que siempre destacó por su tendencia izquierdista »

Una de las pruebas que avala la declaración del Sr. Lagares, es la dificultad que tuvieron en su momento para desalojar a los padres de Ureña de la casa, tanto así, que tuvieron que arrendarla para lograrlo. Esto no da que pensar que pudo esconderse en dicha finca en algún momento. Podemos imaginar la situación angustiosa de la familia Ureña, temiendo siempre que descubrieran el paradero de Manuel, a lo que se unió la muerte del padre de este en enero de 1938[16].

Con estas acusaciones y en medio de una depuración sistemática de cualquier sujeto con antecedentes de simpatizar con la causa roja, , la búsqueda y localización de Ureña se convirtió en una carrera a contrarreloj,; una carrera que llegaría a su final el día 19 de mayo de 1939, cuando un chivatazo a los guardias municipales Juan López y Antonio rodríguez, informó que el anarquista se encontraba oculto en su casa de la calle Santa Brígida desde diciembre de 1936.

Aquella mañana de mayo, con la guerra a punto de acabar y el gobierno republicano tocado y hundido, los guardias se personaron en la finca nombrada y tras un exhaustivo  registro dan con el prófugo. Manuel, consternado, simplemente cuenta lo sucedido,, a sabiendas que poco o nada puede hacerse ya. Las pesquisas de como el cenetista pudo volver a su casa a finales de 1936 y ocultarse casi tres años sin que nadie lo viera- o eso pensamos- es una incógnita aún por descifrar. Los guardias tomaron declaración tanto a Manuel como a dos vecinas del inmueble, Visitación González Claro de 60 años y a su hija Magdalena de 36 años. Estas manifestaron que ignoraban totalmente que Manuel Ureña había estado escondido allí.

Estas situaciones lejos de ser extrañas, eran la tónica dominante en esos años de miedo y represión. Vecinos que huyen de la persecución que establecieron los vencedores, vecinos que regresan por no tener a donde ir. Vecinos que hablan, unos que alludan, otros que callan.  Ureña sale de su domicilio vigilado estrechamente por las fuerzas del orden; detrás queda su casa y sus recuerdos, estos se agolpan y arañan en lo más profundo; había sido una aventura peligrosa.


Manuel pasa el umbral del Castillo de Santiago, usado aún en esas fechas como Depósito municipal carcelario a las 18:00 horas[17].- Según el libro de registro de  la prisión del castillo a las 15:00 horas- Uno de los guardias allí postrados, bajo una inmensa nube de espeso tabaco teclea su ficha policía en una desdentada máquina de escribir, mientras los demás guardias y miembros de Falange depositan lo requisado en el registro domiciliario. Un numero suelto del periódico satírico y anticlerical La Traca[18],  su carnet de la desaparecida Sociedad de viticultores, un carnet electoral y unas cartas dirigidas al delegado de la C.N.T. de Cádiz. Curiosamente, dichos documentos tras pasar por la Delegación de Orden Público de la comandancia militar de la Plaza y luego remitidas al Gobierno militar de Cádiz, desaparecieron misteriosamente.

El 22 de mayo de 1939, unos días después de su ingreso en la cárcel del castillo, se origina el parte a al Comandancia Militar, poniendo a disposición el detenido con todo lo requisado en su casa como pruebas de su vinculación al movimiento libertario. EL 5 de junio de 1939, el Juzgado Militar hace constar en el procedimiento abierto a Ureña algunas de las razones por la que se le juzga como: No haberse presentado a la Comandancia militar cuando se ordenó su localización, por auxilio a la rebelión, su ocultación para eludir su responsabilidad en la preparación, organización y desarrollo del Frente Popular, o para resguardarse su analogía con otros en espera de que prosperasen sus ideales anarquistas. Todo esto sin olvidar su tenencia a sociedades obreras y su vinculación con las mismas.

El 10 de Julio del citado año, el Juez Militar Celedonio del Prado[19], recibe todos sus antecedentes y comienza su procedimiento, un procedimiento que temina con Manuel Ureña en el campo de concentración del Cortijo de Vicos en Jerez de la Frontera el 3 de agosto de 1940, después de haber estado encerrado en el castillo de Santiago casi un año completo.

Podemos pensar que Manuel salvó su vida gracias a esos años en que estuvo escondido, si hubiese caído en 1936 en manos de los fascistas, posiblemente hubiese terminado delante de un pelotón de fusilamiento, como más de un centenar de compañeros suyos.

Esta historia forma parte de nuestro trabajo de investigación sobre la Guerra civil en Sanlúcar y la posterior represión. Dicho estudio, que verá a la luz en breve espacio de tiempo, tras largos años de trabajo, saca a la luz nombres, apellidos, historias y circunstancias que jamás, decimos, jamás, deben ser olvidadas.

Rafael Montaño García.

José Mª Hermoso Rivero.

 



[1] Un avance de este trabajo se presentó en los cursos de verano de la UCA “La guerra ha terminado. Nuevos enfoques y estudios 80 años después (1939-2019)” con la conferencia “El castillo de Santiago de Sanlúcar. Nuevas aportaciones documentales sobre la represión franquista en la provincia de Cádiz”. Viernes 5 julio 2019. https://celama.uca.es/70cvc/seminarios/b11 

[2] BARBADILLO RODRIGUEZ , Manuel. Excidio . Edita Antonio Pedro Barbadillo Romero. Santo Domingo industrias graficas. Sanlúcar 2002. Pág.9 

[3] Dicho suceso aparece recogido por las autoridades franquistas en numerosos expedientes sobre los supuestos participantes en esto actos. ( A.M.S.B ) Expedientes de conducta ( 1939- 1940)  Sig. 4220.

[4] BARBADILLO RODRIGUEZ , Manuel. Excidio..Pág. 11 

[5] PRESTON, Paul. El holocausto español . Ed. Debate. Madrid. 2011 Pág. 250 

[6] (A.M.S.B ) Expedientes de conducta ( 1939- 1940)  Sig. 4220. 

[7] (A.M.S.B.)  Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 2993 

[8] GUTIÉRREZ MOLINA, José Luis. La justicia del terror. Ed. Mayi. Cádiz 2014. Pág. 52.

[9] TALLAFIGO GÓMEZ, Macarena. “Los fusilamientos de ganado” http://www.guerracivil1936.galeon.com/diario08.htm 

[10] Según la ficha policial de Manuel Ureña Cabrera conservada en el Archivo Municipal de Sanlúcar, legajo que tenemos transcrito en su totalidad, tenía 42 años, era hijo de José y María, de oficio campo, con domicilio en calle Santa Brígida nº 11. (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.

[11] [11] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239. 

[12] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.  

[13] Lagares estaba inserto en el registro de la propiedad con una contribución de 3.094 pesetas. VIEJO FERNÁNDEZ, Jose Antonio. La Segunda República en Sanlúcar de Barrameda.  Ed. A.S.E.H.A. 2011. Pág. 59

[14] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento… 

[15]  El jefe de centuria de Falange española en Sanlúcar, estuvo preso en el castillo de Santiago en varias ocasiones por el gobierno republicano acusado de incentivar el terrorismo  callejero buscando la represión de la izquierda. Entró el 19 de abril de 1936 a las 24:00 horas , saliendo ese mismo día a las 7:00 horas para la prisión provincia de EL Puerto de Santa María. Volvería a entrar en prisión el 18 de mayo de 1936 por orden del Juez de instrucción, para salir el 19 de Mayo de 1936 por orden del Gobernador Civil. ( A.M.S.B) Libro de registro del depósito municipal de Sanlúcar. Sig. 8395/1  Era además miembro de la Junta directiva de Falange española en Sanlúcar junto con José García Muñoz, Jerónimo de Angulo Otaolaurruchi, Enrique Fernández Pérez, Tomás Barbadillo Delgado, Manuel Casado Ávila y Pedro Gutiérrez Ambrosy.   VIEJO FERNÁNDEZ, Jose Antonio. La Segunda República en Sanlúcar de Barrameda.  Ed. A.S.E.H.A. 2011. Pág 56.  

[16] José Ureña  Jose Ureña  González,  falleció el  8 enero de 1938  con 82 años .La muerte se produjo en su  domicilio en Santa Brígida a consecuencia de una hemorragia cerebral.  Estaba casado con Mercedes Cabrera Cotán, dejando por hijos a Manuel y María.  La inscripción en el registro civil fue realizada por la esposa de este.  Archivo del Registro civil de Sanlúcar de Barrameda. (A.R.C. S.) Libro 146. Defunciones.  fol. 69. Nº 17. 

[17] Entró en la cárcel del castillo de Santiago el 22 de Mayo de 1939 a las 15:00 horas, saliendo el 11 de mayo de 1940 a las 11:00 horas con destino a Jerez de la Frontera. Vuelve a ingresar ejnprisión el 21 de julio de 1940 por orden del juzgado ejecutor de sentencias de Cádiz para salir nuevamente al campo de concentración del cortijo de Vicos en Jerez de la Frontera el 3 de agosto de 1940 a las 12:00 horas ( (A.M.S.B) Libro de registro del depósito municipal de Sanlúcar. Sig. 8395/1  

[18] Revista satírica y anticlerical fundada en 1884 en Valencia por Miguel Vicent Carceller. En su tercera etapa en plena guerra civil y con la entrada de los nacionales en Valencia, su director Carceller, fue fusilado al igual que sus dibujantes y colaboradores como Carlos Gómez Carrera alias “Bluff” y José María Carnicero.

[19] (A.M.S.B.) Expedientes de conducta ( 1939-1940) Sig. 4220

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