A raíz de la película dirigida por Jon Garaño La trinchera infinita, el terrible padecimiento de las personas ocultas durante la guerra civil y que fueron denominados «topos», ha saltado nuevamente a la luz. Muchos de estos represaliado por la dictadura fueron dados por muertos para el común de la sociedad, o en el peor de los casos delatados por algún vecino.
Fruto de nuestro
trabajo sobre la guerra civil en Sanlúcar, el cual venimos desarrollando desde
hace dos años y que se presentó el pasado mes de julio en la Universidad de
Cádiz[1],
traemos a colación la historia de Manuel Ureña Cabrera. Un destacado anarquista
que fue perseguido por las autoridades fascistas y tuvo que permanecer oculto
en su casa hasta su detención.
El
comienzo de la represión franquista en Sanlúcar (Julio 1936)
Sanlúcar de
Barrameda, ciudad marinera y agrícola, fue uno de los puntos, más calientes del
movimiento anarquista de la provincia, siendo históricamente enclave de las
ideas libertarias desde mediados del siglo XIX. Véase como ejemplo el
movimiento cantonal o sindical ya establecido. En sus calles, en sus campos y
en sus centros de trabajo, la C.N.T. formaba el núcleo activo y corporativo en
todos y cada uno de ellos, llegando a tener en diversos sindicatos asociados
más de mil afiliados. De entre esa masa social, encontramos nombres y personalidades
de diversa índole, trabajadores de clase y luchadores incansables aferrados a
la idea de la emancipación de la clase trabajadora. Una clase obrera pisoteada
y explotada por los núcleos burgueses que se establecieron en esta Andalucia,
bajo el calor de la agricultura, la ganadería y la bodega, que florecieron al
calor de las diversas desamortizaciones realizadas en el siglo XIX.
Sabemos que tras
la noticia de la insurrección del ejercito el 18 de Julio de 1936, el
ayuntamiento socialista de Bienvenido Chamorro, se decidió a adoptar las
primeras medidas de defensa[2]
contra la sublevación. De esta forma, los miembros de la C.N.T armados con
escopetas, asaltaron diversos establecimientos como El Sport, la
ferretería El candado y el monte de Piedad sustrayendo tanto las armas
como las municiones[3].
Así como describe Manuel Barbadillo, un grupo de anarquistas se dispuso a
cortar las carreteras de entrada a la población. Aún con estos preparativos, al
día siguiente con los primeros indicios de la llegada de los camiones de los
regulares[4]
enviados desde Jerez por el comandante Salvador Arizón[5],
los anarquistas locales huyeron presa del terror que infundían los famosos moros.
De esta forma, el día 19 un primer destacamento de soldados rebeldes
tomó el ayuntamiento proclamando al militar Antonio de León y Manjón comandante
militar de la ciudad.
Con la ciudad
tomada por las tropas rebeldes, el día 21, animados por el Cabo de carabineros
José Canalejos acompañado por Manuel Rodríguez González apodado Santero
mayor[6]
junto con su hermano Rafael y José Riscart Brun[7] se
decidieron a hacer frente a los Regulares. Teniendo noticias del resurgir de la
revuelta, los guardias civiles y los carabineros se enfrentaron a Canalejos y a
su grupo que se refugiaron en una casa
de la calle Barrameda. Los anarquistas y el militar viendo que no tenía
escapatoria, huyeron por los campos de la zona.[8]
Así otro grupo de
anarquistas, animados por la acción de Canalejos, decidieron volver a hacer
frente a los golpistas, enfrentándose a estos en la calle Ganado. Ante la
noticia de una nueva insurrección un destacamento de soldados indígenas fue
tiroteados desde la azotea de una vivienda de la dicha calle, a lo que los
rebeldes respondieron entrando en una de las casas y asesinando a tres miembros
de una familia que no tenían nada que ver con los internacionalistas[9].
Después de esta
matanza, el terror se extendió por toda la ciudad provocando la huida de gran
parte de la población que buscaron refugio tanto en los campos colindantes como
en el coto de Doñana.
La
huida de Manuel Ureña.
Entre los huidos
aquellos días estaba Manuel Ureña Cabrera,[10]
persona culta, de calado intelectual e influyente entre los miembros del
anarquismo local. Valga como ejemplo, las propias palabras del Comandante
militar de la plaza Antonio López, tras el encarcelamiento de Ureña en el
castillo de Santiago: « Se dedica a leer la prensa permitida a los demás
reclusos de los cuales, los primeros que tienen antecedentes políticos, dedican
una especie de referente atención al primero, lo que corrobora la indudable
influencia que siempre ha ejercido sobre ellos[11]»
Su conciencia de
clase trabajadora y sus ideas ácratas, le convirtieron en vehículo trasmisor de
los principios internacionalistas asociados a la acción directa y la
solidaridad obrera. Ureña comenzó siendo vicepresidente exterior de la
Sociedad de Trabajadores del campo La Sembradora – que con más de
1.550 afiliados – entre el 2 de diciembre y el 30de mismo mes de 1932,
siendo a partir de esa fecha secretario 2º hasta el 17 de enero de 1936, donde
desarrolló también funciones de delegado de trabajo destacando por ser un
activo propagandista[12].
Ureña sabia que
tras años de lucha en el campo y en la calle, de huelgas y mítines, ahora con
una derecha fortalecida tras el golpe militar, su nombre estaría en la lista de
los más buscados por los fascistas. Así que al anarquista no le quedó más
remedio que huir a la campiña para ocultarse durante algún tiempo. Conocedor
del campo y sus entresijos, supo sobrevivir escondido durante algunos meses.
Tras un tiempo en
condiciones sumamente difíciles, decidió regresar en diciembre de 1936 a su
vivienda en la calle Santa Brígida nº 11 . Esta era la común casa de vecinos
donde vivía con sus padres. El momento de regreso no fue al azar, pues
siguiendo la cronología de la represión en Sanlúcar en ese año de 1936, escogió
el mes donde la represión más virulenta de los meses de agosto y septiembre ya
había pasado. La brutal represión arrojó un saldo de asesinatos de los
principales miembros políticos y sindicales del Frente popular local.
Sabemos por la
documentación, que con anterioridad al golpe militar el anarquista se
encontraba como casero en la finca «Callejuela», propiedad del hacendado vecino
Manuel Lagares Amate. Dicho empresario bodeguero, era dueño del Hotel Lagares,
siendo uno de los más destacados contribuyentes del sector vitivinícola a
finales de la década de los 20[13]. Dicho empresario, solía manifestar sus quejas
a las autoridades por las molestias que le ocasionaba su empleado Manuel Ureña
con sus exigencias laborales[14].
Con Ureña
desaparecido, la maquinaria de extorsión y persecución de Falange española se
puso en marcha intentando dar con el fugado. Encontraron un primer informador
en la persona de Antonio Lagares, el cual declaró a las autoridades de Sanlúcar
que sospechaba que el prófugo podía haberse ocultado en la misma finca
propiedad de su hermano Manuel. A pesar de esto y tras los diversos registros
llevados a cabo por patrullas de falangistas al mando del jefe de centuria José
Ruiz de Somavia[15],
nunca llegaron a dar con el fugitivo. Añadiendo también el informante lo
siguiente: « Es persona muy adicta a la C.N.T y gran propagador del comunismo
libertario, pasado entre los obreros por instruido y culto, toman parte de las
reuniones del gremio en las que siempre destacó por su tendencia izquierdista »
Una de las pruebas
que avala la declaración del Sr. Lagares, es la dificultad que tuvieron en su
momento para desalojar a los padres de Ureña de la casa, tanto así, que
tuvieron que arrendarla para lograrlo. Esto no da que pensar que pudo
esconderse en dicha finca en algún momento. Podemos imaginar la situación angustiosa
de la familia Ureña, temiendo siempre que descubrieran el paradero de Manuel, a
lo que se unió la muerte del padre de este en enero de 1938[16].
Con estas acusaciones
y en medio de una depuración sistemática de cualquier sujeto con antecedentes
de simpatizar con la causa roja, , la búsqueda y localización de Ureña
se convirtió en una carrera a contrarreloj,; una carrera que llegaría a su
final el día 19 de mayo de 1939, cuando un chivatazo a los guardias municipales
Juan López y Antonio rodríguez, informó que el anarquista se encontraba oculto
en su casa de la calle Santa Brígida desde diciembre de 1936.
Aquella mañana de
mayo, con la guerra a punto de acabar y el gobierno republicano tocado y
hundido, los guardias se personaron en la finca nombrada y tras un
exhaustivo registro dan con el prófugo.
Manuel, consternado, simplemente cuenta lo sucedido,, a sabiendas que poco o
nada puede hacerse ya. Las pesquisas de como el cenetista pudo volver a su casa
a finales de 1936 y ocultarse casi tres años sin que nadie lo viera- o eso
pensamos- es una incógnita aún por descifrar. Los guardias tomaron declaración
tanto a Manuel como a dos vecinas del inmueble, Visitación González Claro de 60
años y a su hija Magdalena de 36 años. Estas manifestaron que ignoraban totalmente
que Manuel Ureña había estado escondido allí.
Estas situaciones lejos de ser extrañas, eran la tónica dominante en esos años de miedo y represión. Vecinos que huyen de la persecución que establecieron los vencedores, vecinos que regresan por no tener a donde ir. Vecinos que hablan, unos que alludan, otros que callan. Ureña sale de su domicilio vigilado estrechamente por las fuerzas del orden; detrás queda su casa y sus recuerdos, estos se agolpan y arañan en lo más profundo; había sido una aventura peligrosa.
Manuel pasa el
umbral del Castillo de Santiago, usado aún en esas fechas como Depósito
municipal carcelario a las 18:00 horas[17].-
Según el libro de registro de la prisión
del castillo a las 15:00 horas- Uno de los guardias allí postrados, bajo una
inmensa nube de espeso tabaco teclea su ficha policía en una desdentada máquina
de escribir, mientras los demás guardias y miembros de Falange depositan lo
requisado en el registro domiciliario. Un numero suelto del periódico satírico
y anticlerical La Traca[18], su carnet de la desaparecida Sociedad de
viticultores, un carnet electoral y unas cartas dirigidas al delegado de la
C.N.T. de Cádiz. Curiosamente, dichos documentos tras pasar por la Delegación
de Orden Público de la comandancia militar de la Plaza y luego remitidas al
Gobierno militar de Cádiz, desaparecieron misteriosamente.
El 22 de mayo de
1939, unos días después de su ingreso en la cárcel del castillo, se origina el
parte a al Comandancia Militar, poniendo a disposición el detenido con todo lo
requisado en su casa como pruebas de su vinculación al movimiento libertario.
EL 5 de junio de 1939, el Juzgado Militar hace constar en el procedimiento
abierto a Ureña algunas de las razones por la que se le juzga como: No haberse
presentado a la Comandancia militar cuando se ordenó su localización, por
auxilio a la rebelión, su ocultación para eludir su responsabilidad en la
preparación, organización y desarrollo del Frente Popular, o para resguardarse
su analogía con otros en espera de que prosperasen sus ideales anarquistas.
Todo esto sin olvidar su tenencia a sociedades obreras y su vinculación con las
mismas.
El 10 de Julio del
citado año, el Juez Militar Celedonio del Prado[19],
recibe todos sus antecedentes y comienza su procedimiento, un procedimiento que
temina con Manuel Ureña en el campo de concentración del Cortijo de Vicos en
Jerez de la Frontera el 3 de agosto de 1940, después de haber estado encerrado
en el castillo de Santiago casi un año completo.
Podemos pensar que
Manuel salvó su vida gracias a esos años en que estuvo escondido, si hubiese
caído en 1936 en manos de los fascistas, posiblemente hubiese terminado delante
de un pelotón de fusilamiento, como más de un centenar de compañeros suyos.
Esta historia
forma parte de nuestro trabajo de investigación sobre la Guerra civil en
Sanlúcar y la posterior represión. Dicho estudio, que verá a la luz en breve
espacio de tiempo, tras largos años de trabajo, saca a la luz nombres,
apellidos, historias y circunstancias que jamás, decimos, jamás, deben ser
olvidadas.
Rafael Montaño
García.
José Mª Hermoso
Rivero.
[1] Un avance de este trabajo se presentó en los cursos de verano de la UCA “La guerra ha terminado. Nuevos enfoques y estudios 80 años después (1939-2019)” con la conferencia “El castillo de Santiago de Sanlúcar. Nuevas aportaciones documentales sobre la represión franquista en la provincia de Cádiz”. Viernes 5 julio 2019. https://celama.uca.es/70cvc/seminarios/b11
[2] BARBADILLO RODRIGUEZ , Manuel. Excidio . Edita Antonio Pedro Barbadillo Romero. Santo Domingo industrias graficas. Sanlúcar 2002. Pág.9
[3] Dicho
suceso aparece recogido por las autoridades franquistas en numerosos
expedientes sobre los supuestos participantes en esto actos. (
A.M.S.B ) Expedientes de conducta ( 1939- 1940) Sig. 4220.
[4] BARBADILLO RODRIGUEZ , Manuel. Excidio..Pág. 11
[5] PRESTON, Paul. El holocausto español . Ed. Debate. Madrid. 2011 Pág. 250
[6] (A.M.S.B ) Expedientes de conducta ( 1939- 1940) Sig. 4220.
[7] (A.M.S.B.) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 2993
[8] GUTIÉRREZ
MOLINA, José Luis. La justicia del terror. Ed.
Mayi. Cádiz 2014. Pág. 52.
[9] TALLAFIGO GÓMEZ, Macarena. “Los fusilamientos de ganado” http://www.guerracivil1936.galeon.com/diario08.htm
[10] Según la ficha policial de Manuel Ureña Cabrera conservada en el Archivo Municipal de Sanlúcar, legajo que tenemos transcrito en su totalidad, tenía 42 años, era hijo de José y María, de oficio campo, con domicilio en calle Santa Brígida nº 11. (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.
[11] [11] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.
[12] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento al Gobierno Civil. (1937- 1939) Sig. 5239.
[13] Lagares
estaba inserto en el registro de la propiedad con una contribución de 3.094
pesetas. VIEJO
FERNÁNDEZ, Jose Antonio. La Segunda República en Sanlúcar de
Barrameda. Ed.
A.S.E.H.A. 2011. Pág. 59
[14] (A.M.S.B) Informes de Conducta emitidos por el Ayuntamiento…
[15] El jefe de centuria de Falange española en Sanlúcar, estuvo preso en el castillo de Santiago en varias ocasiones por el gobierno republicano acusado de incentivar el terrorismo callejero buscando la represión de la izquierda. Entró el 19 de abril de 1936 a las 24:00 horas , saliendo ese mismo día a las 7:00 horas para la prisión provincia de EL Puerto de Santa María. Volvería a entrar en prisión el 18 de mayo de 1936 por orden del Juez de instrucción, para salir el 19 de Mayo de 1936 por orden del Gobernador Civil. ( A.M.S.B) Libro de registro del depósito municipal de Sanlúcar. Sig. 8395/1 Era además miembro de la Junta directiva de Falange española en Sanlúcar junto con José García Muñoz, Jerónimo de Angulo Otaolaurruchi, Enrique Fernández Pérez, Tomás Barbadillo Delgado, Manuel Casado Ávila y Pedro Gutiérrez Ambrosy. VIEJO FERNÁNDEZ, Jose Antonio. La Segunda República en Sanlúcar de Barrameda. Ed. A.S.E.H.A. 2011. Pág 56.
[16] José Ureña Jose Ureña González, falleció el 8 enero de 1938 con 82 años .La muerte se produjo en su domicilio en Santa Brígida a consecuencia de una hemorragia cerebral. Estaba casado con Mercedes Cabrera Cotán, dejando por hijos a Manuel y María. La inscripción en el registro civil fue realizada por la esposa de este. Archivo del Registro civil de Sanlúcar de Barrameda. (A.R.C. S.) Libro 146. Defunciones. fol. 69. Nº 17.
[17] Entró
en la cárcel del castillo de Santiago el 22 de Mayo de 1939 a las 15:00 horas,
saliendo el 11 de mayo de 1940 a las 11:00 horas con destino a Jerez de la
Frontera. Vuelve a ingresar ejnprisión el 21 de julio de 1940 por orden del
juzgado ejecutor de sentencias de Cádiz para salir nuevamente al campo de
concentración del cortijo de Vicos en Jerez de la Frontera el 3 de agosto de
1940 a las 12:00 horas ( (A.M.S.B) Libro de registro del depósito municipal
de Sanlúcar. Sig. 8395/1
[18] Revista
satírica y anticlerical fundada en 1884 en Valencia por Miguel Vicent
Carceller. En su tercera etapa en plena guerra civil y con la entrada de los
nacionales en Valencia, su director Carceller, fue fusilado al igual que sus
dibujantes y colaboradores como Carlos Gómez Carrera alias “Bluff” y José María
Carnicero.
[19] (A.M.S.B.)
Expedientes de conducta ( 1939-1940) Sig. 4220
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